Nacido en 1952 en Pfaffenhofen, Alemania, Michael Toenges inició su carrera artística en la década de 1970, un período de consolidación y crecimiento para las artes definido con mayor frecuencia como una respuesta a las tensiones bélicas que predominaron en la década anterior.
Con una base educativa en la School for Design and Fine Arts, de Krefeld, Michael se aventó de lleno al arte conceptual que surgió como una evolución y respuesta al minimalismo.
Mientras buscaba la forma de llevar a cabo su propio proceso, mezcló su educación con trabajos en Land Art, una corriente del arte contemporáneo en la que se crean obras en plena naturaleza utilizando (casi siempre) los materiales que encontramos en ella, lo que le despertó el interés por explorar la diversidad de colores.
De esta manera, Toenges empezó a elaborar obras aplicando capas de pintura al óleo sobre tablas de madera y lienzos, retando el exceso. Comenzó a definir sus enfoques principales, que son la ubicación, el contraste y la construcción del color, sin estar limitado por la imagen o la forma, y centró su exploración en la materialidad del color y la pintura.
Finalmente, tras encontrar en el excesivismo y en el reto a los bordes una forma de llevar a cabo su influencia, realizó sus obras al aire libre, alejando la producción creativa de los productos básicos y buscando comprometerse con las primeras ideas del ambientalismo que lo influyeron desde que se graduó de sus estudios.
Para preparar su trabajo, el artista generalmente no bocetea por adelantado, más bien pinta sin imágenes claras o planos de referencia, es decir, crea de forma espontánea y sin ninguna imagen en particular, pero al mismo tiempo, estudia las composiciones de color utilizadas por otros pintores de la historia, como Giotto, Fra Angelico, Botticelli o Goya.
Este proceso de Michael Toenges combina elementos del conceptualismo con otras consideraciones formales, y de esta manera crea cuerpos en libertad en los que imperan los colores esotéricos y experimentales.
Dado que sus obras se caracterizan por contar con una velocidad tanto rápida como lenta, nos podemos quedar fascinados frente a las obras de Micheal durante mucho tiempo.
Con el paso de los años, su pintura figurativa expresiva ha ido adquiriendo protagonismo en Alemania y Nueva York, principalmente, pese al declive del expresionismo abstracto que se dio 20 años antes, lo que le ha otorgado una sólida reputación como un exponente del excesivismo.