El artista suizo Jean Tinguely se hizo famoso por haber dado vida a audaces y súper juguetonas esculturas cinéticas que, literalmente, revolucionaron el mundo del arte.
Todo lo que este artista construyó tenía que ser diferente, pues todo tenía que moverse. Precisamente 31 años después de su muerte, pues murió un 30 de agosto de 1991, encontramos la oportunidad perfecta para hablar un poquito más sobre la profunda huella que dejó su obra.
Jean Tinguely desempeñó un papel clave en el auge del arte cinético en la década de 1950. Este artista, quien estaba fascinado por la destrucción y lo efímero, creó a lo largo de su vida más de 100 esculturas mecánicas, las cuales siempre lograban hipnotizar por completo a quien se las topaba.
Este artista suizo, nacido en 1925 en Fribourg, creó su trabajo como un rechazo al mundo del arte convencional y estático. Debido a eso siempre buscó enfatizar el juego y la experimentación.
Sans titre, 1978. Jean Tinguely. Fuente: Christie's

Para Tinguely, el arte no se trataba solamente de estar de pie en un espacio blanco estéril, mirando a la distancia una pintura en total silencio sino de romper las barreras entre las obras y el espectador.
Decidió dar vida a esculturas cinéticas para poner en movimiento el arte y la historia del arte, en obras que animaban la frontera entre el arte y la vida. Con sus famosísimas máquinas de bricolaje, Tinguely criticó el papel del artista y la posición elitista del arte en la sociedad.
Algo que conmocionó mucho a los críticos en aquella época es que Tinguely renunció a la unicidad de la mano del artista animando a los visitantes a producir sus propias obras. Algo totalmente innovador y nunca antes visto.
En las primeras esculturas y relieves de alambre que dio vida, Tinguely imitaba y animaba las pinturas abstractas de artistas como Malevich, Miró y Klee. Después, con el paso de los años, su estilo se fue forjando y hasta cierto punto mecanizando hasta lo que hoy en día conocemos y podemos disfrutar.
