Ser una leyenda en cualquier ámbito resulta complejo y precisamente en esto fue en lo que logró convertirse Viola Smith, quien es mejor conocida como la baterista más rápida del mundo.
Viola, quien nació el 29 de noviembre de 1912 en un pequeño pueblo de Wisconsin, Estados Unidos, creció tocando en una banda de jazz con sus siete hermanas.
Resulta que su padre, un hombre que se dedicaba a diversos negocios, concibió la idea de crear la Orquesta de las Hermanas Schmitz para actuar en ferias estatales y recorrer el circuito de vodevil.
Cuando apenas tenía 13 años, su padre le asignó la batería en la banda familiar, en gran medida porque todos los demás instrumentos ya estaban reservados.
Viola Smith fue la primera baterista estrella femenina del jazz. Fuente: NYT
Después de que la mayoría de sus hermanas abandonaron la banda, Viola decidió comenzar otro conjunto musical exclusivamente femenino, las Coquettes, que alcanzaron una modesta fama a fines de la década de 1930 en Estados Unidos.
Su foto apareció en la portada de la revista Billboard y actuaron en un corto musical de Warner Bros. Así fue como se convirtió en la primera estrella femenina en las percusiones. Debido a esto incluso llegó a actuar en la gala de toma de posesión del presidente Harry S. Truman y trabajó con Ella Fitzgerald y Chick Webb.
Las luces brillantes de Nueva York y el jazz que salía de los clubes nocturnos de la calle 52 llamaron a Viola Smith, quien, sin duda alguna, decidió trasladarse a la gran ciudad con sus baquetas para hacerse de un nombre allá.
Las oportunidades abundaron para ella en Nueva York. Estudió timbales en la reconocida escuela de música Juilliard para después tocar con el virtuoso de la caja Billy Gladstone en el Radio City Music Hall.
Un joven Frank Sinatra conversó con ella una noche en un asador e hicieron un par de colaboraciones. Viola Smith encontró un estudio en Midtown, donde terminó viviendo durante 70 años.
Snake Charmer era la canción en la que lograba exhibir su virtuosismo en un llamativo solo que resultaba hipnotizante para los espectadores.
Cuando la gente la llamaba la Gene Krupa femenina, ella los corregía y decía que Krupa, extraordinario baterista de big band, era el Viola Smith masculino.
A medida que las filas de las grandes bandas predominantemente masculinas se reducían durante la Segunda Guerra Mundial, Smith decidió publicar una editorial en la revista DownBeat titulado ¡Denle un respiro a las mujeres en la música!, el cual instaba a las orquestas a contratar a talentosas mujeres que estuvieran ansiosas por llenar los espacios que habían quedado vacíos.
A pesar del apasionado argumento que brindó Viola Smith, las grandes bandas no prestaron atención a su llamado a la inclusión por lo que no le quedó de otra que seguir trabajando arduamente a lo largo de toda su vida y así poder ser recordada con una verdadera leyenda.