La música de Shigeru Umebayashi es un paisaje, un lienzo evocador, un sentimiento de añoranza, o bien, una reflexión en silencio.
En esa cautivadora variedad de tonos se manejan los sonidos del gran maestro japonés nacido el 19 de febrero de 1951, aquel joven que alguna vez fue líder y bajista de una banda japonesa de rock new wave llamada EX, que una vez fue telonera para Eric Clapton en su visita a Japón.
El joven estudiante de la música arrancó formalmente su carrera como compositor de cine en 1985 cuando la banda se disolvió y trabajó en la película Tomo yo shizukani nemure del director Yôichi Sai.
Más tarde, de la mano de otro director de cine japonés Yoshimitsu Morita, Shigeru trabajaría en más de 30 películas japonesas, valiéndose de una notable notoriedad internacional que vino acompañada de galardones y menciones especiales.
Con otras incursiones en el cine chino, la música de ese joven bajista evolucionó en una declaración íntima y tierna en cada alteración, dándole pié a colaboraciones con directores como Zhang Yimou y Wong Kar Wai, para In The Mood for Love, donde creó el tema de Yumeji, la pieza que quizá le dió el sello definitivo como un compositor indispensable del gremio, un tema universal y atemporal, raro pero omnipresente en el estado de ánimo que puede reproducirse en cualquier entorno visual con el que esté emparejado.
Luego con My Blueberry Nights, donde mezcla cariñosamente la sensibilidad oriental con vidas en Occidente a través de un notable soundtrack, que le valió amplia fama en el cine de Hollywood.
En definitiva, lo verdaderamente interesante del trabajo de Shigeru Umebayashi es el aura inquietante que emanan sus canción, a veces haciendo sentir a la audiencia engañada, ya que suele llevar al espectador hacia una dirección para no darse cuenta de la verdardera naturaleza de lo que está desarrollándose, de modo que sus realizaciones juegan un papel absoluto en la comprensión de la película.
Escuchada en silencio y en solitario, su música se hace un lienzo o una nave pasajera, transporta hacia el interior y prende la imaginación. El japonés es un mundo habitado en el mismo peldaño que aquellos de Ennio Morricone y Bernard Herrmann, compositores que aportan todo el sabor al cine que se ha vuelto inmortal con el paso de años.
Además de su diversa cartera local, Umebayashi ha trabajado con la italiana Roberta Torre, con Peter Webber en Hannibal Rising de 2007, con Veit Helmer para Absurdistan, de 2008, con Everardo Gout para Days of Grace, de 2011, que ganó el premio Ariel mexicano a la mejor banda sonora, así como con la directora británica Sharon Maguire para Incendiary de 2008.
Además, Umebayashi compuso la música para el documental oficial de los Juegos Olímpicos de Beijing, The Everlasting Flame: Beijing 2008, ganando numerosos premios internacionales.
A sus 70 años, comparte su bello legado auditivo también en videojuegos bajo la producción de compañías como Sucker Punch Productions LLC y Ludic.