Aunque en la pantalla grande se idealizó el amor entre una sirena-princesa del reino marino y un príncipe del mundo terreno, la verdadera historia en la que se basa el éxito de Disney – cuya versión live action se estrenó este fin de semana– dista mucho de lo que conocemos.
Se trata de un relato del escritor y poeta del siglo XIX Hans Christian Andersen, en la que hay intriga, amenazas, incitación al homicidio y un sacrificio al final.
El cuento de Hans Christian Andersen data de 1836. Las dos versiones (Disney y el cuento) tienen diferencias importantes en la secuencia de algunas situaciones y en el final.
Una sirena enamorada del mundo terrenal que pide ayuda para poder tener piernas y poder respirar aire, y caminar por el mundo de los humanos. Para ello, acude con una bruja quien le ayuda parcialmente a cumplir su sueño, pero le pone un precio muy alto.
Ilustración de La Sirenita hecha por Vilhelm Pedersen. Foto: Enchanted Booklet
En el cuento escrito por Andersen, la protagonista conoce al príncipe en un naufragio y pese a la furia con la que el mar sacude el barco, la sirenita logra rescatar al humano, cuyo nombre nunca se menciona.
Tras llevarlo a un lugar de la playa, a un costado de un castillo, una comitiva real se acerca al lugar donde ella y el noble se encuentran. Para evitar peligros, la sirenita huye y se esconde en una roca cercana mientras una bella mujer se acerca a auxiliar al desconocido náufrago.
Ese episodio desencadenará en la sirenita el ferviente deseo de regresar a la superficie para buscar al humano al que salvó, pero su objetivo requerirá medidas drásticas: acudir a la cueva de una bruja para pedir su ayuda.
La hechicera le concederá esa petición, sin embargo el precio que la pequeña sirenita debía pagar sería terrible. Le pide su voz.
“Nunca podrás regresar al mar. Si tu príncipe se casa con otra y tu corazón se rompe en mil pedazos... ¡te convertirás en espuma de mar! Y por esta poción mágica yo tomaré tu voz”, le dijo la bruja.
“Con cada paso que des sentirás dolor, como si caminaras sobre cuchillas afiladas, pero sin ninguna voz que te ayude a gritar y expresar el sufrimiento. ¿Todavía quieres esto?”.
La sirenita accedió a todo y pronto se encontró en la superficie caminando sobre dos hermosas piernas. La joven coincidió en el camino del príncipe humano al que rescato, quien con cierta familiaridad la acogió en su palacio. La convivencia los acercó cada vez más, sin embargo, el destino tenía otros planes para la incipiente pareja.
El rey pretendía que su hijo se desposara con alguna joven noble, no obstante el príncipe aseguró a la sirenita que no accedería a casarse solo por obligación, pues él la amaba.
Yayoi Kusama también hizo ilustraciones para el cuento original. Foto: Amazon
No obstante, entre las mujeres casaderas se encontraba la doncella que había encontrado tiempo atrás al náufrago príncipe en la playa y de inmediato el príncipe quedó flechado tras reconocer a quien pensó que era su salvadora.
Así que el príncipe, primero, prometió amor a La Sirenita, y más tarde, la dejó por alguien más. Cual el amor verdadero resulta ser muchas veces, sin idealizar.
Tras no lograr el amor del príncipe, La Sirenita debe pagar el precio que le puso la bruja: convertirse en espuma al volver al mar y perder su corazón, destrozado en mil pedazos… a menos que accediera a asesinar al príncipe, de acuerdo con el cuento de Christian Andersen.
Ante el inminente destino que le esperaba a la sirenita, la pequeña se resignó y tras presenciar las nupcias de su príncipe y la joven quiso arrojarse al mar para consumar su final.
Pero sus hermanas sirenas aparecieron entre las olas y le explicaron que habían intercambiado sus hermosas y larguísimas cabelleras por un hechizo: una caracola que contenía una terrible tormenta que ahogaría a los jóvenes casados en el inmenso mar y liberaría su alma para volver al mundo submarino.
No obstante, La Sirenita se negó. Tras resignarse, con tristeza se lanzó al océano. Pero debido a su piedad los espíritus del aire le concedieron un lugar en el cielo, donde el alma de la sirenita descansó tras su acto lleno compasión y amor.
Pero nada de eso se verá en la versión idealizada de Disney, porque el arte no necesariamente tiene un final feliz siempre.