Francis Bacon fue un pintor irlandés-británico del estilo figurativo idiosincrásico. Bacon se caracterizó por sus pinturas de rostros deformes y siniestros.
Su infancia estuvo marcada por el abandono de sus padres quienes eran aristócratas, y por el asma que lo aquejó y lo aisló de otros niños de su edad, lo cual lo hizo una persona tímida.
En su etapa adulta, el pintor tuvo una intensa y abrupta vida amorosa la cual plasmó en sus obras.
Recientemente salió a la venta una biografía escrita por su amigo Yves Peyré, quien pretende relatar pasajes sobre la carrera del artista figurativo desde sus primeros trabajos de diseño en la década de los 20, hasta sus inquietantes trípticos en los 80.
El libro llamado Francis Bacon or the Measure of Excess contiene 160 imágenes que incluyen obras importantes como “Tres estudios para una crucifixión”.
De acuerdo a declaraciones del autor del libro, el pintor vivió una vida atormentada, retorcida y discordante, porque su visión oscilaba entre civilización y barbarie, la belleza y la fealdad, entre la vida y la muerte.
El artista estudió cultura clásica y mitología occidental, para representar en sus cuadros mundos oscuros y sublimes de violencia y locura.
La biografía de Bacon, descendiente del filósofo llamado de igual forma Francisco Bacon, habla de la vida personal del pintor, sus inspiraciones y la conexión personal con Peyré.
Bacon nació en Irlanda, pero su familia se mudó a Inglaterra cuando él era muy pequeño.
En sus obras se enfocó en crear cuerpos humanos contorsionados y distorsionados que resultaban en imágenes siniestras que sirvieron para analizar o comparar a una Europa devastada por la Segunda Guerra Mundial.
Bacon era asiduo visitante al Museo del Prado, para contemplar las obras del pintor español Pablo Picasso. "Picasso lo inventó todo, después de él, ya no podemos pintar sin tenerlo en nuestra mente", solía decir.
Bacon murió en Madrid por un ataque de asma cuando visitaba la capital española en 1992.