La grandeza del celuloide y el guion: hasta siempre, Jean-Claude Carrière

09 de Febrero de 2021 a las 09:15 hrs.
La grandeza del celuloide y el guion: hasta siempre, Jean-Claude Carrière. FOTO: Creative Commons
La grandeza del celuloide y el guion: hasta siempre, Jean-Claude Carrière. FOTO: Creative Commons

 

Le dicen "la sombra" de Luis Buñuel, y lo reconocen como una de las figuras más relevantes de la segunda mitad del siglo XX, sin más, Jean-Claude Carrière fue el rostro de la dramaturgia francesa y representante de la herencia surrealista. Falleció el 8 de febrero de 2021 mientras dormía.

“Carrière no tenía miedo a la página en blanco: cuando este asomaba, abría uno de esos archivos, extraía un folio al azar y dejaba que la suerte le guiara. Un método heredado de los surrealistas, que tanto le influyeron, del que se sirvió para sortear el frío dominio de la sensatez”, cita el diario El País al anunciar su deceso; en tanto describe la particular forma creativa que construyó con Buñuel: lanzar ideas al vuelo, frente a frente, y descartar o aprobar su brillo.

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Nacido en Colombières-sur-Orb, Hérault el 19 de septiembre de 1931, Jean-Claude François Carrière escribió un total de seis guiones en colaboración con el cineasta español, de los que se cuentan Diario de una camarera (1964), Belle de jour (1967), La vía láctea (1969), El discreto encanto de la burguesía (1972), El fantasma de la libertad (1974), y Ese oscuro objeto del deseo (1977).

De su maestro, Carrière decía: “Con Buñuel, un día sin reír era un día perdido”, y sobre sus enseñanzas adivirtió: “Durante muchos años, ante cualquier dificultad, me he seguido preguntando qué haría Buñuel. Un maestro de verdad lo sigue siendo después de morir”.

Ganador del Oscar Honorífico en 2014, Jean-Claude también trabajó con otros grandes directores, como Luis García Berlanga en Tamaño natural (1973), y escribió los guiones de varias cintas aclamadas, entre ellas, El tambor de hojalata (1979), La insoportable levedad del ser (1988), Valmont (1989), o Cyrano de Bergerac (1990).

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Entre los reconocimientos que se le otorgaron, destaca el premio de la Academia a Mejor cortometraje por Heureux Anniverse en 1962, los Premios BAFTA a Mejor guion por El discreto encanto de la burguesía y a Mejor guion adaptado por La insoportable levedad del ser; así como el Premio del Jurado al Mejor Cortometraje para La Pince à ongles en 1969.

Dormido, en medio de recuerdos y fotografías dispuestas en su hogar parisino, Jean-Claude-Carrière, quien afirmara que: “El inconsciente siempre resulta fundamental, también al escribir. Para que un personaje sea completo, siempre hay que dotarlo de un subconsciente propio”, dejó este plano convertido en leyenda para perpetuarse en su legado.

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