La tradición de las adaptaciones tiene una gran y muy larga historia en el séptimo arte.
Precisamente por esto es que que no sorprende que una película que haya tenido una buena aceptación en algún lugar que no sea Estados Unidos, donde la gran maquinaria de Hollywood resulta imparable, sea adaptada.
Esto no es algo ni malo ni bueno, pero hay ocasiones que aunque una producción cuente con un mayor presupuesto no refleja la misma esencia que el filme original y deja mucho que desear.
Por eso decidimos recomendarte ver cuatro filmes que seguramente conoces, pero en su versión más popular, para que las puedas comprar y tú decidas cuál es mucho mejor.
La familia Belier
Este año CODA: Señales del Corazón ganó como Mejor Película en los Oscar. Dicho filme está basado en otro que salió en 2014 en Francia: La familia Belier.
Eric Lartigau es el director de la película que gira en torno a Paula (Louane Emera), la única que puede oír en una familia de sordos y que descubre su talento para cantar.
Lo único que podemos decir sobre esta joya es que es mucho más real y la historia deja a un lado tanta melcocha, como en la estadounidense.
A pleno sol
El talento de Mr. Ripley es una película que todos amaron en la década de los 90 con Matt Damon, pero en la original (A pleno sol) el protagonista es nada más y nada menos que Alain Delon.
Partiendo de la trama central de la conocida novela de Patricia Highsmith, el cineasta René Clément trasladó en 1960 a la gran pantalla esta inolvidable historia, adentrándonos en una atmósfera poética imborrable.
Vicios pequeños
En 1978, el cineasta Édouard Molinaro vio la luz de La Cage aux folles (Vicios pequeños), un filme cómico de enredo franco-italiana que sencillamente cautivó a medio mundo.
Fue tal su éxito en aquel momento (duró casi 6 años en cartelera) que casi 20 años después esta maravillosa historia llegó a Hollywood como La jaula de las locas y se convirtió en otro gran suceso.
La huella
En este drama psicológico británico, Andrew Wyke (Laurence Olivier) es un prestigioso escritor de novelas de intriga. Su gran pasión por las adivinanzas hicieron que convirtiera su mansión como en una especie de museo.
Una tarde este invita a su casa a Milo Tindle (Michael Caine), amante de su mujer y propietario de una cadena de salones de belleza, para proponerle un ingenioso plan del que ambos podrían salir beneficiados.
Décadas después (2007), el director de cine Kenneth Branagh retoma la sensacional historia y en esta ocasión Caine desempeña el papel que en la versión original llevaba a cabo Laurence Olivier, lo que resulta fantástico.