Un grupo de arquitectos a quienes se les nota -además de talento- su gran niño interno ha logrado crear una casita del árbol no solamente como la soñábamos a los 6 años, sino como la quisiéramos hoy, de adultos.
Se trata del despacho Sahn, el cual ha desarrollado un micro hotel en la población de Le Trois-Moutiers, en Francia (al suroeste de París), que básicamente es una casita del árbol de 28 metros cuadrados. No hace falta más para ser eficiente, eco-friendly y elegante.
El concepto principal que generó todo el proyecto para este refugio experimental -a este tipo de arquitectura le denominan los de Sahn como “hoteles de experiencia”- fue la idea de tener un hogar permeable.
El uso de un material traslúcido reciclado permitió la conexión directa con la naturaleza a través de la visión y la percepción, en cualquier momento, con el entorno circundante.
En la noche, la casa se convierte en una hermosa linterna. De esta manera, el Château de Mothe Chandeniers y el hermoso campo francés de Les Trois-Moutiers pueden ser admirados por los viajeros, gracias a la extraordinaria vidriera que los inmortaliza.
El sistema constructivo es muy sencillo y el volumen es fácilmente replicable. El volumen de 65 metros cúbicos está suspendido en el aire gracias al anclaje al mástil y al pilar en forma de V, mientras que los 100 metros cúbicos descansan en el suelo. La modularidad le permite construir los volúmenes con extrema velocidad y le permite desmontarlos y reconstruirlos según sea necesario.
El espacio interior está diseñado para tener la máxima cantidad de espacio libre: todos los muebles son plegables, como la mesa de comedor o, por ejemplo, la cama.
Los paneles solares y térmicos se instalan en los techos de los dos volúmenes que permiten capturar la energía de la luz solar y transformarla en energía sostenible utilizable, haciendo que las unidades sean autónomas y autosuficientes.
Un verdadero sueño para cualquier pequeño niño, cualquier principito o princesita, que quiera domesticar la naturaleza de su yo adulto.