En medio del bullicio del desarrollo urbano de Copenhague, surge un oasis verde que ofrece un respiro necesario a los habitantes de la ciudad. El Parque de la Ópera, una creación de la firma danesa Cobe, se presenta como una isla de serenidad en el puerto interior de la capital danesa.
Este parque, que recientemente abrió sus puertas, se erige como una obra maestra de la arquitectura paisajística, ocupando 21,500 metros cuadrados de un terreno que antes albergaba instalaciones industriales. Situado junto a la Ópera Real Danesa, el Parque de la Ópera se ha convertido en un destino imperdible para los amantes de la naturaleza y la arquitectura.
Descrito por Cobe como una "isla de parque exuberante y verde", el espacio alberga seis jardines distintos, cada uno con su propia identidad única. Desde el bosque norteamericano hasta el jardín subtropical, cada rincón del parque invita a los visitantes a sumergirse en una experiencia sensorial única.
Uno de los aspectos más destacados del Parque de la Ópera es su invernadero con forma de flor, que alberga el jardín subtropical. Además de ser un espacio de contemplación, este invernadero también alberga una acogedora cafetería y la entrada a un estacionamiento subterráneo con capacidad para 300 autos.
Dan Stubbergaard, fundador de Cobe, destaca la importancia de este proyecto en medio de los desafíos urbanos contemporáneos.
"Con sus seis jardines, caminos sinuosos y puntos de vista cuidadosamente diseñados, el proyecto aprovecha elementos de los jardines históricos y románticos de Copenhague para abordar los desafíos actuales, como la disminución de la biodiversidad y la gestión del agua", señala Stubbergaard.
El Parque de la Ópera no solo es un refugio verde, sino también un ejemplo de sostenibilidad. Desde su diseño elevado para prevenir inundaciones hasta la captura de agua de lluvia mediante techos verdes, el parque incorpora prácticas ecoamigables en su estructura.
Más de 600 árboles, 40,000 plantas bulbosas y 80,000 arbustos y plantas perennes herbáceas conforman este paisaje, ofreciendo un hogar acogedor para aves e insectos locales. Además, la energía necesaria para el parque y sus edificaciones proviene de paneles solares instalados en el techo de la cercana Ópera Real Danesa.
A medida que los visitantes pasean por el Parque de la Ópera, se sumergen en un entorno que evoca la sensación de haber abandonado la ciudad para encontrarse inmersos en la naturaleza, a pesar de estar en pleno centro urbano.
Con sus cuidados detalles y su compromiso con la armonía entre la naturaleza y la arquitectura, el Parque de la Ópera se erige como un testimonio del ingenio danés y un regalo para los ciudadanos de Copenhague, proporcionándoles un necesario y bienvenido oasis verde en medio del ajetreo diario.