El mundo artístico lamenta la pérdida de Park Seo-Bo, una figura icónica del Movimiento Dansaekhwa en Corea del Sur, quien ha fallecido a los 91 años de edad. El artista, conocido por su contribución a esta corriente artística que fusiona minimalismo y expresión abstracta, sucumbió al cáncer de pulmón.
Park Seo-Bo, nacido en 1931 en la región de Gyeongsang del Norte, en una Corea bajo ocupación japonesa, inició su carrera artística en la década de 1950 en medio de un período de agitación política. Su contribución a la escena artística internacional se hizo patente cuando presentó sus obras en Nueva York en 1957, como parte de una exhibición de arte contemporáneo surcoreano, lo que puso a Corea del Sur en el mapa artístico global.
La vida de Park estuvo marcada por las dificultades. Después de recibir formación en pintura tradicional en la Universidad de Hongik en Seúl, su educación se interrumpió cuando fue reclutado para servir en la Guerra de Corea en 1950.
En sus propias palabras, "No había comida, ni oportunidades de trabajo, todo había vuelto a las cenizas; todos los valores y las ideas convencionales quedaron al descubierto". Fue en ese contexto que Park encontró en la pintura una vía de purificación y catarsis personal.

Park Seo-Bo también se destacó por su participación en la escena artística de París, donde obtuvo una beca de residencia en 1961 y contribuyó al movimiento Informel coreano. Este movimiento, protagonizado por artistas nacidos en Corea, buscaba desafiar un estilo de pintura fuertemente influenciado por occidente y contrarrestar los efectos de la ocupación japonesa en el arte y los medios en Corea. Sus obras, caracterizadas por pinceladas gestuales y paletas de colores neutros, a menudo consistían en monocromos.
A pesar de su influencia en el arte contemporáneo surcoreano, Park Seo-Bo enfrentó críticas recientes de una generación más joven.
La Bienal de Gwangju, una de las principales bienales de Asia, puso fin a un premio artístico financiado por Park Seo-bo, argumentando que su obra carente de contenido político no encajaba con la memoria de la represión de 1980 en el Movimiento de Democratización de Gwangju. También lo acusaron de "permanecer en silencio" y de "conformarse" con el régimen antidemocrático de los años 60 y 70.

Park Seo-Bo, sin embargo, respondió a estas críticas defendiendo la creación de un entorno más propicio para los artistas surcoreanos y abogando por la distribución de más fondos en su país. A pesar de las controversias, su legado artístico sigue siendo fundamental en Corea.
Además de su carrera artística, Park Seo-Bo buscó impulsar la escena artística de su país con la programación de la apertura de un museo en su nombre en la isla de Jeju para el próximo verano.
El artista deja atrás a su esposa y tres hijos, y la Fundación Park Seo-Bo, que él encabezaba, no ha respondido de inmediato a las solicitudes de comentarios. El mundo del arte le rinde homenaje a una figura icónica que dejó una marca perdurable en la escena artística surcoreana y más allá.