Ahora, ya puedes decir que llevas tatuada en la piel tu pasión por el artista neerlandés Rembrandt. Y literalmente, puedes llevarla tatuada en la piel.
En una fusión inusual entre el arte clásico y el contemporáneo, el Museo Casa de Rembrandt, en Ámsterdam, Países Bajos, ha llevado a cabo una iniciativa disruptiva que ha dejado perplejos a los amantes del arte.
Bajo el nombre de "El Rembrandt del Pueblo", el museo ha transformado una de sus salas en un estudio de tatuajes, donde los visitantes tienen la oportunidad de llevarse en su propia piel los bocetos del renombrado artista Rembrandt van Rijn.
El destacado tatuador neerlandés Henk Schiffmaker lidera este proyecto vanguardista, que ha sido descrito como una travesía de lo "highbrow" a lo "lowbrow". Por una tarifa que oscila entre los 54 y los 270 dólares, los visitantes pueden recibir un tatuaje permanente que les servirá como recordatorio personalizado de Rembrandt.
Este es uno de los bocetos de Rembrandt que están tatuando en el lugar. Foto: CNN
La directora del museo, Milou Halbesma, señaló que esta audaz iniciativa busca atraer a nuevos visitantes a la histórica casa y acercar a las personas al genio artístico de Rembrandt de una manera contemporánea: "Creo que es una manera muy acertada de tener tu propio Rembrandt en el siglo XXI", afirmó.
El taller ha sido un rotundo éxito desde su lanzamiento. Todas las citas disponibles en línea se agotaron en tan sólo 10 minutos, pero aún existen algunas plazas disponibles para aquellos que se acerquen al museo y esperen su turno.
Schiffmaker y su equipo han adaptado cuidadosamente los bocetos originales de Rembrandt para que sean adecuados para ser tatuados, ajustando las líneas para evitar que se fusionen con el paso del tiempo.
El propio Schiffmaker ha destacado las similitudes entre su trabajo y los rápidos bocetos del maestro Rembrandt. Sin embargo, admite que existe una diferencia fundamental: "El lienzo es diferente. El lienzo (la piel y las personas) puede hablar contigo, moverse demasiado, flotar, incluso desmayarse. Eso no le ocurría a Rembrandt", considera Schiffmaker.
Uno de los visitantes, Lilian Rachmaran, quien trabaja en el museo, fue la primera en experimentar la magia de Schiffmaker en su propia piel. El tatuaje que eligió fue una versión de uno de los famosos bocetos de Rembrandt de un elefante asiático, conocido como Hansken, que fue un regalo para el Príncipe de Orange y llegó a Ámsterdam en 1633 desde Ceylán, ahora Sri Lanka.
Rachmaran expresó su admiración por la obra: "Amo a los animales, son tan espirituales e inteligentes, e impresionantes. Y Rembrandt también capturó la esencia de Hansken, el primer elefante en Europa".
Esta iniciativa audaz ha generado un debate en el mundo del arte sobre los límites de la expresión artística y el papel de los museos en el siglo XXI. Algunos críticos han cuestionado si esta fusión de arte clásico y street art puede ser considerada como una forma legítima de apreciar el legado de Rembrandt. Sin embargo, los defensores argumentan que esta experiencia única permite a los visitantes establecer una conexión personal con el arte y con el maestro holandés.
Con "El Rembrandt del Pueblo", el Museo Casa de Rembrandt ha desafiado las convenciones y ha llevado el arte a un nuevo territorio, donde los límites entre alta y baja cultura se difuminan. En un mundo cada vez más globalizado y diverso, esta iniciativa arriesgada muestra cómo el arte puede adaptarse y seguir siendo relevante para las nuevas generaciones. Los bocetos de Rembrandt se han convertido así en una forma de expresión duradera en la piel de aquellos que deciden llevar consigo su propio Rembrandt.