Guto Ajayu, el joven artista hispano-boliviano nacido en 1990, cuestiona la fragilidad de la memoria histórica y busca empoderar la identidad cultural indígena de civilizaciones antiguas, a través de un discurso que deconstruye elementos sagrados, rituales e históricos; y los recrea de manera crítica, irreverente e instintiva.
Con ironía y provocación como sus temas centrales, compone obras impactantes dentro del movimiento de arte pop andino, a menudo combinando símbolos precolombinos con exploraciones matizadas de emociones en una estética artística general audaz y equilibrada.
Con su experiencia como grafitero, hace uso de este recurso para generar conciencia sobre el presente, sin perder de vista, que a través de su postura artística, está contribuyendo con la memoria cultural del futuro.
Su estilo, irónico y provocador, resulta es un viaje entre el pop art y su herencia ancestral, consiguiendo con cada una de sus piezas conectar a los espectadores a través del gran valor y sentido allí representados.
Licenciado en Bellas Artes, también cuenta con estudios de Filosofía, ambos en la Universidad Mayor de San Andrés (U.M.S.A.) en La Paz, Bolivia.
Haber crecido en un país con una espiritualidad e identidad cultural tan arraigada -debido a las profundas raíces precolombinas de Bolivia- ha creado en Guto un compromiso con la investigación de su pasado y sus orígenes como ser humano.
Su estética ecléctica y provocadora obedece a sus inicios como grafitero callejero ya su forma de ver el mundo como una mezcla de influencias antinómicas e ilógicas.
A través de una constante investigación teórica y una reinterpretación del pasado, las repeticiones históricas del artista crean un nuevo código simbólico, con el único propósito de encontrar su verdadero origen.
La línea pictórica de Guto Ajayu se traduce en una forma de reinterpretar el pasado, una fusión de sus raíces andinas con el legado cultural de su estancia en Europa, una amalgama entre la simbología ancestral y distintos elementos del muralismo y el grafiti.
El artista boliviano que hoy radica en España, manifiesta su admiración por etnias y pueblos originarios, como los aymaras, honrando y recordando su infancia entre los Andes y la Amazonia.
Ante todo, su propuesta se caracteriza por unir la tradición con elementos modernos, un diálogo entre la simbología y la historia de diferentes culturas antiguas, que, a través de un estallido de colores vibrantes, rompe esquemas e incorpora matices latinoamericanos y rasgos propios de la cultura urbana.