Crear un aspecto de vestimenta sin un compromiso estético con los cánones pareciera fácil, cómo dibujar de forma autómata (cuál dadaísta) cualquier a trazo errático en el lienzo. Sin embargo, la propuesta de guardarropa de la marca Collina Strada va más allá del capricho de no atarse a las reglas y crear libremente.
Esta firma -fundada por Hillary Taymour (una californiana millennial nacida en 1987) en Nueva York (en pleno auge de la Generación Z, 2008)-, tiene varios compromisos: con la sostenibilidad, el humor kitsch ochentero, la reinterpretación de clásicos a los que incorpora artesanías muy personalizadas y la enorme hazaña irreverente de desnudar a la moda de su halo hedonista. Peccata minuta.
“Siempre intento diseñar elementos que puedan ser resueltos a través de la artesanía. Ésta es, sin duda, el sello más visible de mi estética”, dijo a Vogue, en entrevista hace dos años, Taymour.
Collina Strada, marca dirigida sólo a mujeres, está fuertemente comprometida con el veganismo y la sostenibilidad, según su creadora.

“Somos nosotros, las firmas y diseñadores independientes, los que podemos cambiar todo lo que está corrupto en el sistema, que es mucho. Somos seres humanos reales que interactúan con sus clientes. Está en nuestras manos crear productos que no contaminen el planeta.
“La idea de la moda glamurosa con luces, maquillaje y vestidos de fiesta, no es real. Nuestro trabajo es crear moda en un espacio honesto y transparente”, describía Taymour.
La firma recicla y reutiliza prendas y objetos de la basura para hacer conciencia, desde lo lúdico, de la gravedad de la situación: “Lo que está sucediendo con el planeta es serio; lo sabemos. Hablemos al respecto de una manera que no suene tan deprimente y apocalíptica. Nadie va a cambiar la manera en la que vive si no se representa de forma divertida”.
“Me gustaría que fuera de capital importancia para los jóvenes diseñadores, pero no veo que esto sea una realidad en la mayoría de ellos. Siempre ha sido muy importante para mí. No quiero formar parte del problema sino de la solución. No se trata de ser mejor que los demás, sino de cumplir con tu responsabilidad”, concluía la creadora al respecto del compromiso de su marca con la transparencia desde que se fundara.
Muy apegada a la actualidad, el trabajo de Strada se incluyó en la exposición In America: A Lexicon of Fashion del Met junto a diseñadores consagrados como Ralph Lauren o Anna Sui.
“Como diseñadora independiente me compraran constantemente con las firmas de lujo, pero no es justo ya que no disponemos de los mismos recursos ni económicos ni humanos. Pese a todo, sí dispongo de una ventaja fundamental, que es lo que me hace especial: tengo libertad para crear. Esto es imposible cuando tienes constantemente el aliento del consejero delegado encima de tu firma”, reflexiona Taymour.
Entre las seguidoras de las prendas coloristas y estampadas de la marca se encuentran la cantante Lorde , la actriz Tavi Gevinson o la española Rosalía, que lució una creación de Collina Strada en los Grammy de 2020.

Esta marca neoyorquina (inmejorable marco urbano para una estética tan ecléctica), se toma en serio la sostenibilidad; su sitio web la describe como "una plataforma para problemas sociales y conciencia" en lugar de una marca de moda, pero es amada por un grupo demográfico más joven porque también implica diversión.
Collina Strada se produce en pequeños lotes en Nueva York, prioriza telas más sostenibles y tiene una asociación con una organización sin fines de lucro de residuos textiles con sede en Ghana, llamada OR Foundation, para reutilizar materiales.
Fundamentalmente, la ropa de Collina Strada está hecha conscientemente, pero también tiene una estética Y2K, lista para el club que atrae a la Generación Z.
"Mi objetivo con Collina es enseñar a la gente y divertirme", dice Taymour. "Sólo estamos tratando de hacer que la moda sea un poco menos horrible".