Rashid Johnson es reconocido como una de las principales voces de su generación. Su trabajo se centra en investigar temas de ansiedad y escapismo a través de conmovedoras y profundas reflexiones sobre lo que son la raza y clase.
Después de estudiar fotografía en la Escuela del Instituto de Arte de Chicago, la práctica de Johnson se expandió rápidamente para abarcar una amplia gama de medios, que incluyen escultura, pintura, dibujo, cine, performance e instalación.
Gran parte de su trabajo autobiográfico proviene de recuerdos de imágenes y productos, así como de fuentes intelectuales, musicales y literarias que lo rodearon durante su niñez y adolescencia en el suburbio de Evanston, en Chicago.
La madre de Rashid Johnson era una poeta y estudiosa de la historia africana que enseñó en la Universidad de Northwestern y en la Universidad Loyola de Chicago. Esta inculcó en su hijo un profundo respeto por la historia y la literatura, lo que se refleja en el trabajo artístico del mismo.
Instalación Fly Away de Rashid Johnson. Foto: The New York Times

En sus obras, Johnson emplea materiales y referencias familiares en diálogo con la historia del arte occidental, y más específicamente con el arte moderno, para desafiar y comunicar a través de las fronteras culturales.
En 2014, este artista creó y exhibió su primera gran instalación de cubos de acero, Plateaus, titulada en honor al tratado filosófico de 1987 A Thousand Plateaus: Capitalism and Schizophrenia del filósofo francés Gilles Deleuze y el psicoanalista Félix Guattari, que propone un proceso para pensar y escribir basado en el idea de pensamientos "nómadas".
Los autores emplean el concepto de rizoma, un sistema de raíces subterráneo similar a un tubérculo, para describir la conexión entre los objetos, lugares y personas más similares y dispares. Lo usan para oponerse a un sistema de pensamientos jerárquicos o historia lineal, que describen como una estructura en forma de árbol.
Lo anterior resulta crucial en el trabajo de Rashid Johnson, pues inspirándose en dicho libro este artista ha creado varias instalaciones, tal vez sus más populares, incorporando ideas sobre las formas en que el conocimiento puede proliferar y crecer de manera similar a las raíces rizomáticas serpenteantes de ciertas plantas.
Por esta razón es que el artista suele reunir, en sus cada vez más complejas instalaciones, una gran variedad de materiales, como plantas tropicales, libros, manteca de karité, cerámica y monitores de televisión.
Resulta fascinante como, a través de la vegetación que selecciona para cada una de sus instalaciones, Rashid hace hincapié que la obra está viva y creciendo, requiriendo cuidado y atención permanente. Introducir lo vivo en un museo invita a la empatía, así como a preguntas sobre qué define la vida y qué diferencia lo vivo de lo no vivo, lo sensible de lo no sensible.
El artista sofistica aún más sus instalaciones al incrustar diversos objetos en las minimalistas estructuras, las cuales hacen alusión a las versiones ampliadas de los cubos abiertos blancos del artista estadounidense Sol LeWitt.
Un dato a destacar de sus muy reconocidas instalaciones es que Johnson suele albergar las plantas en macetas de cerámica que hace a mano y que él mismo decora.
Aspecto de instalación de Rashid Johnson. Foto: The New York Times

En cuanto al uso de las plantas, que tanto llama la atención, puede entenderse con el interés de Rashid Johnson por el escapismo y su relación con las imágenes de lugares extraños que lo rodeaban mientras crecía. Pero sus instalaciones no estarían completas sin sus famosas bandas sonoras, inspiradas en el jazz.
Las instalaciones de este artista estadounidense permiten imaginar cómo los cuerpos masculinos negros pueden habitar diferentes tipos de espacios, incluyendo un museo.
Por eso podemos decir que las instalaciones de Rashid Johnson lo que realmente hacen es conectar cosas desconectadas ya que uno jamás pensaría que al conectar plantas de diferentes lugares y juntarlas de formas inesperadas crearía nuevos e inesperados universos.