La artista taiwanesa Wang Te-yu crea minimalistas, pero bellísimas instalaciones que invitan a los espectadores a reflexionar sobre los espacios que los rodean.
De hecho, dichas instalaciones parecen súper sencillas, como enormes globos inflables, pero hacen poner atención en las formas, los colores y las luces del lugar donde se coloquen.
Wang cree que dar vida a instalaciones de este tipo permite que los espectadores puedan romper la barrera de los conceptos artísticos existentes a través de sus propias experiencias físicas.
Una vez que el espectador se encuentra frente a las instalaciones de Wang Te-yu, necesita activar sus sentidos pues nadie le dirá qué pasa o qué hacer con las obras.
Resulta curioso, pero la artista busca (o al menos eso intenta) que los espectadores entren a su universo creativo a través del tacto.
Suena extraño, pero Wang Te-yu está convencida que la experiencia táctil es mucho más importante que la visual, así que sus obras las crea para que a quien se le antoje las pueda tocar.
Durante varios años, la artista ha tratado de explorar la experiencia física sobre la interpretación visual y para lograr esto es que se le ocurrió elaborar instalaciones escultóricas suaves con formas y colores simples, que vayan de acuerdo con el espacio que ocupan, para crear un diálogo entre el objeto y el espacio.
Algo sumamente interesante es que las elecciones de forma y material de Wang para sus obras a menudo se basan en impresiones, recuerdos y su propia imaginación.
A través de sus obras, el público se ve obligado a explorar el espacio distorsionado que fue creado por Wang y, de una forma casi mágica, reajustarse corporalmente para comprender la maravillosa experiencia.
No. 79, 2015. Wang Te-yu. Fuente: Artsy