El 1 de marzo de 1973, es decir, hace medio siglo, Pink Floyd lanzó The Dark Side of the Moon, uno de los álbumes más vendidos de todos los tiempos que cuenta con sombrías y pesadas canciones que hablan sobre la locura, la mortalidad y la codicia.
Durante los siguientes 14 años, a través del punk, disco, hip-hop y del apogeo del pop, la popularidad de este disco se mantuvo estoicamente. Llegó durante los días analógicos en los que todavía acudíamos a tiendas especializadas a comprar discos y LP de vinilo.
Sin importa cuán familiar se haya vuelto The Dark Side of the Moon como un elemento básico de la radio FM, la gente todavía quería tener en sus manos su propia copia, o tal vez una nueva para reemplazar una rayada. En la era digital, el álbum volvió a las listas en CD, vendiendo millones de copias y luego teniendo más millones de reproducciones.
El éxito de Dark Side avivó las ambiciones de Pink Floyd y su líder, Roger Waters, quien ha recorrido arenas y estadios desde entonces; Waters, de 79 años actualmente, abrió fechas para, según él, despedirse de los escenarios.
Este concibió The Wall, una ópera rock narrativa estrenada en 1979, que destacaría su posición antiautoritaria, desde maestros de escuela hasta jefes de estado; incluso lo ha interpretado con el Muro de Berlín como telón de fondo.
Debido a esta coyuntura, por supuesto que habrá otra edición de lujo para el último aniversario de The Dark Side of the Moon. El nuevo álbum, que contará con una caja especial, llegará el 24 de marzo, y contará con remixes de alta resolución y sonido envolvente, además de otros extras.
Cabe la pena destacar que Waters también ha anunciado su propia nueva versión de larga duración de The Dark Side of the Moon, que tendrá su propia voz principal, no la voz ronca y melancólica del guitarrista de Pink Floyd, David Gilmour, con las palabras habladas del primero sobre los instrumentos del álbum.
En 1973, Dark Side fue un álbum que funcionó igualmente bien para mostrar un nuevo estéreo —o, para algunos de los primeros en adoptarlo, un sistema cuadrafónico— o para ser contemplado en comunión privada con auriculares y un porro.
El tic-tac de los relojes, las alarmas y las campanadas que abren Time son sorprendentemente realistas, incluso cuando ya no son una sorpresa, y los sintetizadores de movimiento perpetuo y las pisadas desesperadas de On the Run son eternamente vertiginosos.
El álbum yuxtapone sonidos generales y grandes pronunciamientos con una experiencia a escala humana sencillamente fascinante.
Al igual que otros grandes éxitos de ventas de las décadas de 1970 y 1980 como Thriller, de Michael Jackson; Hotel California, de los Eagles, y Rumours, de Fleetwood Mac, Dark Side habla sobre la desilusión, el miedo y el resentimiento aunque cuente con una pulida producción.
The Dark Side of the Moon fue, en gran medida, un producto de su época debido a que capturaba las esperanzas ingenuas que se estaban desvaneciendo en aquella época.
Fue el octavo álbum de Pink Floyd, la continuación de una carrera de culto que había sido sinónimo de psicodelia y rock progresivo.
El compositor fundador de Pink Floyd, Syd Barrett, dejó la banda en 1968 con problemas de salud mental, llevándose su sentido de la fantasía con él. Waters emergió como su nuevo líder.
Para que el icónico álbum brillara, como hoy lo hace, se necesitó una serie de álbumes desiguales, llenos de jams de estudio amorfos y precisamente por eso hoy lo celebramos.