Björk Guðmundsdóttir, mejor conocida como Björk, es una verdadera artista debido a que cuenta con una visión única del mundo.
Desde que saltó a la fama a regañadientes como cantante infantil en 1977 con un bello disco de covers y algunas canciones originales llamado Björk, la talentosa vocalista conoció lo que realmente significa crear.
Esta artista islandesa pasó su infancia y adolescencia en el Barnamúsíkskóli de Reikiavik, escuela de música progresiva que la expuso tanto al canon clásico occidental tradicional como a las propuestas de vanguardia.
Resulta que la difusión del punk en toda Islandia a finales de la década de 1970 y a principios de la de 1980 hicieron que Björk conociera no solo un nuevo sonido, sino una feroz y súper arriesgada mentalidad que esta cantante aún considera esencial para su estilo de vida como artista.
Lo anterior marcó su adolescencia tardía y principios de sus veinte en una variedad de proyectos islandeses, como Spit and Snot, Exodus y los experimentales Tappi Tikarrass.
Dos de sus siguientes proyectos resultaron ser los más grandes: a mediados de los 80, Björk lideró KUKL, una banda post-punk gótica con claras influencias británicas que desarrolló seguidores de culto, y The Sugarcubes, una banda aclamada internacionalmente que logró sintetizar música de vanguardia como rock, dream pop y más en tres álbumes que grabó antes de disolverse, a principios de la década de 1990.
Estas experiencias le dieron a Björk una gran (e inesperada) notoriedad en el mundo de la música alternativa, donde pudo florecer con canciones escritas por ella misma para reclamar una voz propia.
Esa voz sorprendió y deleitó al público con su primer disco como solista llamado Debut en julio de 1993. Los oyentes no sabían qué hacer con dicho álbum, pues, de repente, la gran embajadora de la música islandesa se inclinó hacia el house, el ambient, el art-pop y otros ritmos electrónicos.
Poco a poco, gran parte de la crítica abrazó a esta nueva Björk y el público acudió en masa a escuchar su enigmática voz juntos a sus esotéricos instrumentos.
Casi 30 años después, Björk está de regreso con un nuevo álbum, Fossora, un proyecto de 13 pistas inspirado en hongos que muestra cómo esta artista continúa sorprendiendo después de décadas de experimentos sonoros que la han convertido en un ícono y una leyenda.
Para celebrar que este lunes Björk cumple 57 años, decidimos hablar muy brevemente de cinco de sus mejores discos.
Post (1995)
Cuando Björk se mudó a Londres y se sumergió por completo en la escena de la música electrónica británica descubrió una nueva fuente de energía dentro de sí misma.
En esos primeros años de la carrera musical en solitario de Björk y sus exploraciones en la electrónica definitivamente exudaba efervescencia.
Vespertine (2001)
Después de años de estar en gira y de haber grabado Homogenic en España, Björk agradeció, como solo ella lo sabe hacer, la posibilidad de grabar y editar música desde la comodidad de su hogar con Vespertine.
Lo anterior le permitió grabar en su propio horario y descubrir cómo se sentía cada día, por lo que el resultado final fue una verdadera genialidad.
Homogenic (1997)
En un estudio andaluz, Björk decidió enfrascarse en un diálogo sobre sí misma y su hogar para sacar a la luz Homogenic.
En este disco la cantante explora el pasado de Islandia, su futuro, sus paisajes, sus tradiciones y su romanticismo, por lo que es difícil pasar por alto los componentes laudatorios, particularmente en su musicalidad.
Debut (1993)
Debut es, sin duda, uno de los discos más importantes en la carrera de Björk, tanto por su belleza como proyecto como por su esencia para experimentar con la música popular y la música pop, lo que se convertiría en la base de su carrera.
Para este disco Björk revisó sus diarios y expandió la carpeta de canciones que escribió, particularmente cuando era niña, pero nunca tuvo una salida a través de la cual expresarlas.
Fossora (2022)
Para algunos Fossora, el décimo álbum de estudio de Björk, puede ser pesado, espinoso e intenso, pero vale la pena hacer el esfuerzo para escucharlo y disfrutarlo.
Este continúa el proyecto de toda la vida de la compositora, productora y visionaria multimedia de vincular la experiencia personal con procesos naturales y cósmicos más grandes: ubicarse a sí misma en el universo y al universo dentro de ella.
La producción y los arreglos de Björk en Fossora la presentan en su forma más abstrusa: más cerca de la música de cámara contemporánea que del pop, el rock o la música dance.