A contracorriente de las películas de Makoto Shinkai y Studio Ghibli que son las más visibles por dejar mucho dinero, existen varios filmes animados de una madurez insospechada que retan a la imaginación de los más creativos e incluso aterran a los más valientes.
Debido a esto, llegó la hora de hablar de tres de estas obras maestras que, a pesar de haber marcado época e innovado de diversas maneras, sucumbieron ante el influjo de la llamada cultura Ghibli.
Dichos clásicos y películas de culto muestran una cara diferente de la animación japonesa debido a que proyectan luz propia aún estando a la sombra de lo comercial.
Akira (1988), de Katsuhiro Otomo
Esta película cyberpunk puede ser considerada como una rareza que creó escuela debido a que es una distopía que se sitúa en el entonces lejano 2019.
Tres décadas después de la Tercera Guerra Mundial, Neo-Tokyo vive sumida en el caos, el ruido y las luces. Jóvenes problemáticos abarrotan la estación de policía, no reciben ningún tipo de educación y pasan su tiempo en un mundo ilegal de drogas, carreras de motos y peleas.
La gente se manifiesta y el ejército los ataca armados hasta los dientes, los que van contra un Estado presidido por la corrupción y el control son llamados terroristas y lo único que busca el Gobierno es crear un arma letal para controlar el mundo.
Midori (1992), de Hiroshi Harada
Este filme pertenece al género narrativo y estético japonés conocido como el ero guro nansensu, que no es otra cosa que un erotismo absurdo, extremo y grotesco.
La película tiene lugar en Japón a finales del Siglo XIX. Debido al abandono de su padre y a la enfermedad de su madre, Midori, una niña de 12 años, se ve obligada a dejar la escuela y sobrevivir en la pobreza vendiendo flores por las calles.
Finalizado un día en el que no logra vender ni una sola flor, se encuentra con un hombre con sombrero de copa que, conmovido por su triste historia, se ofrece a comprarle todas, indicándole dónde encontrarlo si llegara a necesitar de su ayuda.
Esa noche, Midori vuelve emocionada a su hogar y, mientras comenta las buenas noticias a su madre, descubre que ha muerto y que su cuerpo está siendo devorado por ratas. Ante esto la pequeña decide buscar al hombre que la ayudó, el cual resulta estaba en un circo.
Una vez allí, se encuentra con los extraños integrantes del circo, quienes abusan sexualmente de ella. Uno de los integrantes llamado Kanabun asesina unos perros y obliga a Midori a comer una sopa hecho de su carne y de ahí la vida se vuelve en una serie de tragedias sin fin.
Perfect Blue (1997), de Satoshi Kon
El cineasta Satoshi Kon es considerado la primera gran superestrella mundial del cine japonés para no tan niños. Este se convirtió en uno de los cineastas de animación de culto de Japón tras su prematura muerte en 2010.
Perfect Blue es un thriller psicológico de culto que ha dejado fascinados a millones alrededor del mundo debido a que cuenta la historia de Mima Kirigoe, una chica que vive en constante conflicto con su vida.
Ella es una cantante que quiere dar el siguiente paso a la actuación, pero el miedo y la inseguridad por ser famosa, están más presentes de lo que parece.
Poco a poco la historia permite adentrarse en un viaje sobre la realidad y los pensamientos de la protagonista, que tiene que lidiar con esta carga de trabajo tan excesiva y las múltiples problemáticas que tiene que enfrentar como ex cantante y actriz.