A través de los años, la obra de Ernesto Bertani se ha vuelto inconfundible gracias a que se caracterizó por el uso del aerógrafo para trabajar sus obras realizadas sobre géneros de tapicería y casimires, reflejando al hombre que utiliza la vestimenta como su segunda piel.
Nació el 3 de febrero de 1949 en el barrio porteño de Villa Devoto, y estudió escultura con Leonardo Rodríguez y pintura con Víctor Chab, siendo a partir de 1976 cuando comenzó a exponer en muestras individuales y colectivas en galerías, salones y bienales del país y del exterior.
A partir de la década de 1990, la galería Zurbarán representaba su obra, lo que hizo que varias personalidades quisieran poseer las pinturas de Bertani, entre ellos, la expresidenta de la nación Cristina Fernández de Kirchner, los escritores y periodistas Jorge Lanata y Jorge Asís, y el extitular del Fondo Monetario Internacional, Michel Camdessus, entre varios otros.
Pero antes del gran reconocimiento que le otorgó su arte, creciendo, fue alumno brillante en la escuela primaria, más no en la secundaria, ya que en lugar de escuchar a los profesores, dibujaba o ilustraba el último partido de fútbol.
A la par de esto, para ganarse la vida, ejerció varios oficios variados oficios, vendió desde polenta hasta flanes instantáneos y fabricó velas artesanales, pero cuando vio trabajar a su tía Bertha Rioboo, pintora y galerista, todo cambio, porque se dio cuenta que no podía hacer nada mejor que pintar.
Viéndola pintar los fines de semana, descubrió que él también podía hacer eso mismo, y comenzó la carrera de Arquitectura, que abandonó en segundo años para disfrutar por primera vez de la "libertad de pintar todo el tiempo…".
Volcado a su visión pictórica, Bertani creó un estilo propio y una técnica que surgió por necesidad; una tarde que se había quedado sin telas decidió montar sobre el bastidor el retazo de un viejo pantalón. Desde entonces, comenzó a pintar con aerógrafo y pintura acrílica sobre telas de tapicería y de prendas de vestir; sus personajes masculinos visten trajes elegantes, mientras los femeninos con vestidos entallados, con lo que creó la imagen que tanto lo distingue.
“Trabajo sobre casimires no solo porque son bellas y sugestivas telas, sino también por su carga de realidad, y porque simbolizan al ser urbano y su trama social”, declaró en una ocasión.
Uno de los temas evidentes de su obra es la figuración del cuerpo, porque para el artista, el cuerpo siempre fue tatuado, intervenido, deformado”, señaló no solo en referencia a los estereotipados patrones de belleza, sino también a las manipulaciones genéticas.
Lo que sumaba definitivamente a su talento era que sabía ser lírico y humorístico, y los que lo conocieron no dudaron en definirlo como una persona encantadora y dedicada por entero a la pintura.
En su arte, ideó metáforas visuales sobre temas variados como el amor, el matrimonio, la soledad, el deporte, la guerra de Malvinas y la corrupción, por los que recibió varios reconocimientos a lo largo de su carrera, como el Gran Premio de Honor Salón Nacional, en 2002; el Gran Premio Salón Nacional del Dibujo, en 1994 y 1992, y el Premio Casa de las Américas, en La Habana, en 1984. Su obra integra la colección de museos públicos de nuestro país como el Museo Sívori y el Palais de Glace.
Otro elemento de continuidad de su obra son los fondos en oro y plata, asociados con el dinero, con el poder, con ciertos valores que la sociedad actual mistifica. También suele incorporar la figura del obelisco —donde se distinguen las nubes veloces de su aerógrafo, que utiliza con gran maestría—, y mostrar a Buenos Aires bajo el filtro gris del smog
El artista falleció el 4 de abril de 2021, en Lomas del Mirador, Argentina a los 72 años.