El Diario de Ana Frank es el documento más conocido y leído del Holocausto y su autora es vista como un símbolo del millón de niños judíos que fueron asesinados durante dicho episodio.
El diario que Ana escribió ha vendido más de 30 millones de copias y es lectura obligatoria en muchas escuelas, por lo que ha sido traducido a más de 70 idiomas.
Otro dato que ayuda a dimensionar el éxito de este libro es que el edifico donde se escondió la familia Frank atrae, cada año, a más de un millón de visitantes.
Seguramente para este momento te debes de estar preguntando cómo pasó este diario de un montón de papeles desechados a un fenómeno editorial internacional que aún da forma a la memoria histórica moderna. Bueno, nosotros trataremos de darte los momentos claves más importantes para que esto sucediera.
Los escritos originales de Ana Frank. Fuente: Anne Frank House Website
Lo primero que debes de saber es que Ana Frank recibió su famoso diario como regalo en su decimotercer cumpleaños en 1942.
En un principio este le servía para registrar observaciones sobre sus amigos y la escuela, además de sus pensamientos más íntimos. Pero un mes después, cuando ella y su familia tuvieron que esconderse, este se convirtió en un registro de guerra.
Ana documentó en su diario la vida que ella, su familia y las otras personas escondidas, Hermann y Auguste van Pels, su hijo Peter y el dentista Fritz Pfeffer, llevaban en el anexo secreto.
Este documento tomó mayor relevancia y profundidad cuando Ana Frank escuchó, en una transmisión radiofónica, que el Ministro holandés de educación, arte y ciencia decía que la historia no se escribía en base a documentos oficiales sino de papeles de la vida diaria, como un diario y las cartas.
A partir de ese momento, Ana Frank profundizó en su trabajo pues buscaba que sus palabras algún día fueran publicadas pero esto se esfumó cuando su familia fue traicionada, deportada y asesinada.
Siete de las ocho personas que se escondieron en el famoso anexo murieron antes de que terminara la Segunda Guerra Mundial. El único superviviente fue el padre de Ana, Otto Frank.
Cuando finalmente llegó la noticia de que Ana y su hermana Margot habían muerto, Miep Gies, quien había trabajado con Otto Frank como secretaria y ayudó a su familia en la clandestinidad, recogió los papeles que había guardado bajo llave en el cajón desde su arresto.
Literalmente Gies entregó a Otto el legado de Ana cuando puso frente a él su diario. En ese momento Otto Frank encontró su misión, la de dar a conocer la historia de su hija.
Comenzó a traducir el diario al alemán, compartiendo extractos con amigos y familiares. Otto hizo sus propias ediciones por contenido y claridad, además de que excluyó pasajes sobre el conflicto entre Ana y su madre, Edith, y algo de contenido sexual.
El gran problema al que hizo frente Otto Frank fue que la mayoría de los editores en ese momento no estaban interesados en comprar libros sobre la Segunda Guerra Mundial, pues era un conflicto que todos querían dejar atrás.
Después de una larga lucha para encontrar un hogar para el libro, Frank finalmente consiguió un editor y el diario se publicó en 1947.
El libro tuvo un enorme éxito en Europa y voló de los estantes en los Países Bajos y se le unieron traducciones al francés y al alemán.
Pero la historia de este libro enfrentó otra realidad en Estados Unidos. Se envió una copia anticipada de la edición francesa a Doubleday, pero se rechazó para un acuerdo de traducción al inglés.
Poco tiempo después, la editora Judith Jones descubrió el libro en una pila de rechazos mientras su jefe estaba almorzando y sencillamente no lo pudo soltar. Tras leer cada página del diario de la pequeña Ana, Jones habló con su jefe y le pidió publicar el texto.
Jones sintió que el libro encontraría un mercado fuerte en los Estados Unidos. La primera edición estadounidense salió a la luz en 1952 con un prólogo de la ex primera dama Eleanor Roosevelt y, a partir de ese momento, no ha dejado de vender.
Una efusiva reseña del autor Meyer Levin avivó el interés nacional por el libro y poco tiempo después el libro se convirtió en una obra de teatro de Frances Goodrich y Albert Hackett, quienes habían escrito los guiones de It's a Wonderful Life, The Thin Man y otros clásicos de Hollywood.
Su obra fue un gran éxito, ganó un premio Pulitzer y fue adaptada a una película de 1959 que ganó tres premios de la Academia y fue nominada a Mejor Película.
Así, la historia de Ana Frank se convirtió rápidamente en parte de los planes de estudios escolares de todo el mundo y el diario se convirtió en lectura obligatoria en muchas escuelas por lo que ha podido ser conocido por millones de personas.