A lo largo de toda su vida, Julia Tveritina gustaba de hacer bocetos de sus animaciones para distraerse de los problemas cotidianos.
Y cuando la guerra estalló en su país, los dibujos se convirtieron en la principal forma de sobrellevar la situación y contárselo al mundo.
Yulia es una artista ucraniana que nació en Kyiv; tiene maestrías y posgrados de la Academia Nacional de Artes de Ucrania, y cuando los culminó, dedicó línea de trabajo es la gráfica y la ilustración. Desde entonces ha cooperado con galerías en China y Japón, viviendo entre estos dos países y haciéndose miembro de numerosas exposiciones extranjeras de ilustradores ucranianos.
En los últimos años de “pandemia”, la artista ha vivido en el sur de China, con un estudio y un puesto de profesor universitario aquí.
Debido a la diferencia horaria, pude seguir la invasión en los canales de Telegram y Facebook desde los primeros minutos. Nunca olvidará una llamada de mi madre cuando simplemente le dijo: "Supongo que ha comenzado", con los sonidos de la aviación y las explosiones en la parte de atrás.
Mi ambición es capturar los acontecimientos de la guerra, pero es algo secundario. En primer lugar, esta es mi terapia principal ahora. Antes de la guerra mis páginas eran solo para divertirme.
En lo que su tierra natal es atacada, ella dibuja sus recuerdos, lo que le cuentan, y lo que se imagina.
Entre las llamas, la desesperación y el dolor se esconde la magia y el encanto que solo podría lograrse a través de un dibujo, que bajo la técnica de Julia, so tan suaves que podrían considerarse infantiles y sutiles.
En varios intentos intenta retratar a Valentina Stepanovna, de Bucha, a quien una vez ella y su familia le alquilaron habitaciones para las vacaciones de verano.
Para hacerlo tuvo que recordar cómo estaba hecha la casa, por lo que dibujó el ladrillo blanco. Recordó que le compraron leche de cabra y queso, en aquel entonces siendo una mujer activa y alegre con vestidos multicolores. Detrás de la casa había un campo donde sembraron algo, parece papas y maíz; hoy, lamenta la ilustradora, es rodeada de cosas muy diferentes.
La narrativa ucraniana descansan en sus cálidos colores, por lo que se ha convertido en uno de los artistas contemporáneos más importantes de la escena actual.
Su hija dijo que proyectiles sin explotar sobresalían del campo, pero esto no impidió que Valentina Stepanovna plantara algo allí y pastara a sus cabras sobrevivientes. Un mes en el sótano bajo los bombardeos socavó su salud, pero no la privó del optimismo.