El 18 de septiembre de 2013 falleció Rafael Corkidi, uno de los fotógrafos más influyentes del cine mexicano.
Pero hasta el día de hoy, en pleno 2022, su importancia y escuela siguen resonando, quizá ahora más que nunca.
Rafael Corkidi Acriche, nació el 20 de mayo de 1930, Puebla de Zaragoza, y perteneció a la generación que, entre las décadas de 1950 y 1970, transformó el cine nacional.
Tras ser designado miembro del grupo Nuevo Cine, se inició como fotógrafo en el Primer Concurso de Cine Experimental con Tajimara, comenzando así una carrera prolífica y densa, la de un artista experimental.
En 1968 debutó como director y guionista con México 68. Un par de años más tarde, Corkidi rodó una trilogía informal compuesta por Auandar Anapu (1974), Pafnucio Santo (1976), y Deseos (1977), largometrajes financiados por él mismo y por empresas estatales, algunos de los cuales fueron bien recibidos por la crítica que resaltaban sus virtudes de imagen y su audacia en la puesta en escena.
El último de ellos, inspirado en la novela Al filo del agua de Agustín Yáñez, fue censurado por funcionarios del gobierno del expresidente de México, José López Portillo, e incluso, Corkidi pasó un tiempo en la cárcel durante la "cacería de brujas" que desató Margarita López Portillo, hermana del presidente y directora de la entidad gubernamental Radio Televisión y Cinematografía (RTC).
Más tarde, consiente del impacto de su trabajo, se inició en la fotografía comercial. Interesado en el cine y la fotografía en su juventud, comenzó a trabajar en los noticieros Cine Mundial y Cinescopio, además de trabajar como asistente para personalidades como Nacho López, Rubén Gámez y Antonio Reynoso.
En 1971, llegó su gran triunfo, ya que fue ganador de un Ariel por la mejor fotografía de El Topo, con la que se dio a conocer como fotógrafo de cabecera de Alejandro Jodorowsky.
Al serle entregado el Ariel en el Palacio de Bellas Artes, manifestó:
Yo nunca dejé el cine. Dejé al sistema que nunca me quiso, y cuando me dediqué a buscar nuevas herramientas, descubrí que todos somos artistas.
Posteriormente reafirmó su talento como director de filmes como Ángeles y querubines y Pafnucio Santos.
Gracias a su inquietud, llegó a ser pionero del video en México en la década de 1980, cuando produjo películas como Figuras de la pasión y Las Lupitas, las cuales contaron con el apoyo del Instituto Mexicano de la Cinematografía, dejando una escuela importante de fotografía cinematográfica que se sigue repasando actualmente.
A partir de 1983, abandonó el uso del negativo de 35 mm y empezó a trabajar en video, proponiendo con ello un cambio radical en la realización cinematográfica y adelantándose a la irrupción de las nuevas tecnologías en el registro de imágenes.
“No trabajo para los críticos ni para el público”, solía decir.
Las últimas obras de la prolífica carrera del poblano son Cantatas para la Independencia (2010), y El maestro prodigioso (2010).
En sus últimos años residió en Boca del Río, Veracruz, donde dirigía una pequeña escuela de cine y fotografía financiada con sus propios recursos.