La Revolución Mexicana no solo fue escenario de la lucha por la tierra y la libertad, también contribuyó al surgimiento del corrido mexicano.
El corrido es una forma musical y literaria popular del área cultural mestiza mexicana que nació a mediados del Siglo XVIII y deriva del romance español. Desde la edad media existía la tradición de contar historias acompañada con música, donde se contaban las hazañas y amoríos de los caballeros.
Así como en otras partes del mundo hay jazz, blues u otro género, en México, el corrido regional es uno que, además de negarse a morir, simplemente no pierde su personalidad.
Abordando temas como los problemas agrarios, el ferrocarril, la religión, o narrando las hazañas de los héroes y traidores del movimiento que comenzó el 20 de noviembre de 1910, este sonido reflejaba el sentir nacional, ya fuera inspirado por felicidad, tristeza o dolo.
El corrido mexicano en la Revolución se dividió entre el contexto histórico y cultural de México durante la lucha revolucionaria, y los avances o dificultades de la época. Trenes, héroes, traidores, desamores y sucesos se mezclaban entre voces masculinas y femeninas que imprimían su fuerza en el canto.
El corrido se creó de una forma irreverente y subversiva en el más absoluto anonimato, y por supuesto que se practicaba antes de estos años, pero es también cierto que alcanzó su plenitud en la gesta revolucionaria, cuando las batallas y heroísmos, fusilamiento y quemazones eran el pan de cada día.
El objetivo de este género musical era divulgar noticias frescas sobre los acontecimientos importantes, y por eso cobró la importancia que tanto se le adjudica. Era un medio espontáneo y genuino que intentó comunicar y convencer de la validez y persistencia de los anhelos, de lo justo que es contar con el deseo de una vida mejor.
Narrando los cuartelazos, descarrilamientos, destrucción de estaciones e infraestructura y explotación laboral, entre otros sucesos violentos de esa época, también el tema de la religión ocupaba espacio en las letras de estas canciones, como era el caso de las dedicadas a la Virgen de Guadalupe, sin embargo, la temática principal de los corridos siempre fueron los héroes y traidores, por lo que es común escuchar a Francisco I. Madero, Venustiano Carranza y Francisco Villa en ellos, a quienes se les otorgó un sitio privilegiado en la memoria popular.
Por otro lado, personajes como Victoriano Huerta y Félix Díaz eran calificados como ambiciosos y traidores de la patria, por lo que ellos también están sumamente identificados en el canto regional.
“Lo interesante de los corridos es que promovían la reunión social, pues generalmente se cantaban en las pulquerías, las plazuelas, los mercados y en las calles de las granes ciudades de la época, como México, Guadalajara, Puebla, Monterrey y Veracruz; sin olvidar a los trovadores ambulantes de la dilatada provincia mexicana, comunicada por el ferrocarril”, explicó Patricia de León, especialista del INAH.
Con el paso del tiempo, y a falta de personajes trascendentes, y con el surgimiento de más y mayores complicaciones para los mexicanos, el corrido evolucionó a este canto personal del sentimiento que brotaba.
Así, uno de los corridos mexicanos más populares fue La Adelita, una de las canciones más reconocidas del ámbito cultural, interpretado por los cantantes y actores de la época de oro, entre ellos Jorge Negrete.
En los últimos años, en México se ha intensificado la crisis económicas, afectando a amplios grupos sociales, quienes se expresan a través de la creación de nuevas composiciones que aluden a luchas populares, a movimientos de la izquierda y se fortalecen los corridos que narran la práctica de actividades ilícitas como el tráfico y producción de estupefacientes, dándose una nueva evolución en el género.