Por: María Forcada
Los vinos espumosos, bien sean de California o de Nuevo México, champagne francés, prosecco italiano o cava español, han sido desde siempre símbolo de celebración: cumpleaños, aniversarios, bautizos, cenas navideñas. Sin embargo, cada vez más forman parte de nuestras mesas en el día a día y los restaurantes de todo el mundo lo sirven por copas, incluso son muchas las marcas que ofrecen benjamines de 200ml para quienes tan solo quieren un aperitivo.
Dicho esto, el espumoso se convierte en un nuevo protagonista del maridaje perfecto al que prestar atención en nuestras reuniones de casa, y de cómo escoger el adecuado para cada plato y cómo servirlo dependerá nuestro éxito como anfitrión.
1. El acompañante con más glamour: Gracias a su ligera presencia de burbujas, que limpian el paladar, su aroma delicado y moderado contenido alcohólico, el vino espumoso es el preferido para los cócteles, pues es aliado de sabores fuertes y especiados.
2. A cada plato, el suyo: Debemos tener presente qué alimentos protagonizan el menú para escoger el idóneo para cada plato, ya que los vinos espumosos tienen distintas edades, tiempos de guarda y contenidos de azúcar.
3. Para aperitivos y entrantes como el marisco, las ostras o el pescado, se recomienda el sabor afrutado y el punto de acidez propios del BRUT.
4. Con huevos, pastas, quesos suaves, hongos y carnes blancas (conejo, pollo, pavo) o de caza de pluma (pato, pichón, faisán, becada), un aterciopelado ROSADO BRUT es el mejor complemento.
5. Para carnes, asados, caza y condimentados lo mejor es optar por un GRAN RESERVA seco, con cierta crianza que aguante la rotundez de estos platos.
6. Postres y quesos azules encuentran la mejor opción un espumoso SEMI-SECO o DULCE, que aporta el frescor y la suavidad necesaria para después de la comida o cena.
7. ¿Cómo se sirve? Es muy importante evitar cualquier movimiento brusco que pueda agitar su contenido. Se toma la botella por el cuerpo, nunca por el cuello y se sirve delicadamente para no romper la burbuja, evitando sobrepasar los 2/3 de capacidad de la copa.
8. ¿A qué temperatura servirlo? La temperatura ideal es entre los 5 ° y 7° para los jóvenes; y entre los 8° y 10° para los espumosos con crianza. Hay que tener en cuenta que al servirlo la temperatura asciende 1° o 2°. Lo ideal es enfriarlo en una champanera con mitad de hielo y mitad de agua, como mínimo media hora antes de su consumo; aunque se puede acelerar el proceso añadiendo sal. (En frigorífico requiere al menos tres horas).
9. ¿En qué copa beberlo? Las copas idóneas para servirlo son de cristal blanco y transparente, altas y preferentemente en forma de tulipa para visualizar el rosario (la línea de burbujas) que forma y disfrutar de su aroma. Es aconsejable sujetar las copas por el pie para no calentar el líquido ni ensuciar la copa.
10. ¿Cómo consumirlo? El vino espumoso hay que saborearlo, admirar sus pequeñas y finas burbujas, la riqueza de sus aromas, la complejidad de su gusto.