André Lhote fue un artista francés de talento y modernidad discretos, pero dotado de una vocación didáctica y divulgativa de enorme importancia.
Nació en la misma década que lo hicieron los principales exponentes del cubismo, pero su obra no destacó tanto como la de Picasso, Braque, Gris, Léger o Delaunay.
Aunque sus pinturas no cuentan con la calidad e innovación de los artistas antes mencionados, su mayor contribución radica en lo mucho que investigó y profundizó sobre el cubismo a lo largo de toda su vida.
Este artista, nacido en Burdeos en 1885, se adhirió al cubismo gracias a la influencia del pintor Paul Cézanne y jamás pudo separarse de aquella corriente que tanto le intrigaba.
Sus pinturas están sabiamente construidas y destacan por contar con buen gusto, aunque tal vez no impactan como las de otros artistas.
A lo largo de su trayectoria, Lhote se esforzó en integrar la revolución cubista dentro de la tradición académica, algo sencillamente extraordinario y que no fue admirado por las masas.
Hasta el día de su muerte, el 24 de enero pero de 1962, André Lhote fue reconocido como un grandioso profesor, uno que sencillamente no alcanzó la abstracción radical pero que ayudó a entender a profundidad el cubismo.