Las obras de Eugenia Martínez resultan impactantes a golpe de vista, pero cuando se les analiza uno también se da cuenta que son tremendamente profundas.
El trabajo de esta artista, de 45 años, consiste principalmente en retratos mexicanos desde la época colonial hasta la década de los 60, realzados con textos metafóricos.
A través de estas imágenes es como Eugenia refleja la división social entre el discurso público de los diferentes estratos sociales y los verdaderos pensamientos de los mexicanos.
Alrededor de dichos retratos, como si formara un halo impenetrable, plasmas oraciones de manera repetitiva y obsesiva, tanto en inglés como en español, las cuales son citas literales o distorsionadas de políticos y líderes morales que se vuelven contradictorios con las imágenes.
Su extraordinario trabajo ha sido expuesto en múltiples países como México, Inglaterra, Italia, Austria, Estados Unidos y Puerto Rico.
Actualmente Eugenia Martínez forma parte de los talentos de la Galería Heart Ego de la Ciudad de México, así que te invitamos a conocerlo un poco mejor a través de Bio Fahrenheit.
¿Estudiaste arte o eres autodidacta?
Hay que decir que autodidacta, no tengo título en artes pero es lo que más he estudiado.
Describe tu profesión en una frase
Una locura y necedad infinita.
¿Cuál fue la primera obra que te marcó para iniciar tu camino en el arte?
Cuando llegué de Barcelona (2001), donde estudié por un tiempo arte hice una de mis primeras obras que tenían los textos alrededor de las figuras y lo inscribí en la Bienal Femsa al llegar a México, tenía 24 años. En ese momento daba clases de Historia del Arte y Pintura en la Prepa del Tec para pagar mis gastos y poder pintar en las tardes/noches, ganaba tan poquito dinero que cualquier gasto me ponía en números rojos. El haber quedado seleccionada en esa bienal para mí fue tan importante porque me dio confianza y reafirmo lo que quería. Te dicen tanto que te va ir mal que todo el tiempo dudas si estás en el camino que te corresponde. Con el tiempo entiendes que nunca hay garantías en nada, pero cuesta trabajo lidiar con el vértigo que da el salto al vacío, haciendo algo que nadie en tu familia ha hecho.
¿Lugar de inspiración o reflexión?
Mi casa, mi recámara y jardín.
¿Cuál es tu punto de encuentro favorito con los amigos?
Mi casa, el comedor.
Tu primera obra.
Técnicamente mi primera obra es un bodegón que hice con unas botellas y manzanas en mi clase de pintura a los 8 años y se la regale a mi abuela. No sé dónde está esa pintura… me gustaría verla. Era bastante sobria para ser una pintura de una niña.
Tres creadores que admiras.
Aunque podría ser cliché, a todos los creadores les admiro, el arte siempre es sorprendente, es difícil nombrar solo tres pero Doris Salcedo por su sobriedad y dureza; Sally Mann por la poética y Diane Arbus por la fuerza y belleza que radica en lo diferente, en lo monstruoso.
¿Qué significa para ti crear?
Mi intuición e intelecto unidos en una frase, en una imagen.
¿Qué es lo que más importante en tu día a día?
He aprendido a disfrutar todo, lo bueno y hasta lo malo, sobre todo lo pequeño, lo que es más fácil ignorar. Todo es importante y a la vez no lo es. Sin embargo, los afectos siempre son determinantes en la vida.
En tres palabras, ¿cómo te describen tus cercanos?
Carácter fuerte, enigmática y honesta.
Algo que quieras agregar.
Una frase de un póster que de Bigsurbooks que tengo en la entrada de mi cuarto: “Así es, ha podido ser mejor, pero que le vamos hacer”. Definitivamente sabiduría infinita.