Aparte de algunas pinturas icónicas como la Mona Lisa y La joven de la perla, el retrato europeo durante los periodos del Renacimiento, el Barroco y el Neoclásico formaliza la época de la pintura narrativa y de retrato para una élite privilegiada, es decir, del grupo que realmente podía permitirse el lujo de pintar su retrato.
Y como si se tratara de querer darle un nuevo aire a esta corriente clásica, o de enaltecer esta expresión parroquial de vanidad, el pintor alemán de Düsseldorf, Volker Hermes, manipula magistralmente los elementos que se encuentran en las pinturas para ocultar la identidad de la modelo con el fin de llamar la atención sobre su atuendo y pose, y revelar sus conexiones con los conceptos de identidad, género y estatus social, difundiendo positividad, familiaridad y misterio ante circunstancias globales sin precedentes.
Su serie Hidden Portraits, que comenzó como un proyecto paralelo personal hace diez años, es producto de más de una década de investigación y planificación cuidadosa, cuestiona el contexto social de las pinturas y profundiza en el significado de sus retratados, qué función tenían para representarse a sí mismos, y qué tipo de personas fueron capaces de ser, convirtiéndose en una de las curiosidades artísticas más llamativas que arrojó la pandemia.
Hidden Ingres, 2020. Fuente: Yatzer
"Durante bastante tiempo, quise ser arqueólogo antes de gravitar gradualmente hacia convertirme en artista, lo que explica mi interés por el contexto histórico", recuerda Volker Hermes. "Unos años después de graduarme de la academia de arte, comencé a pensar en mi papel como artista en la sociedad, la conexión entre el arte y la representación (en la sociedad) y el impacto que esto tiene en las obras de arte. Encontré mucho material en estos temas complejos en los retratos históricos, y como no quería pintar como un viejo maestro, decidí utilizar el procesamiento de imágenes digitales, que tuve que aprender yo mismo desde cero".
De esta manera, adquiriendo connotaciones culturales y políticas, trazando paralelismos entre los mensajes codificados del retrato clásico y la semiótica de la era actual, su concepto de la serie ha evolucionado de manera fascinante, tanto que Volker se ha volcado desde entonces al ciento por ciento a las formas de un pintor, abriendo sus habilidades técnicas a enfoques completamente nuevos.
"A pesar de mis especialidades digitales, soy pintor", sentencia Hermes. "Todo lo que hago viene desde el punto de vista de un pintor. Por ejemplo, cuando modifico un vestido en un cuadro, no lo estoy modificando desde la perspectiva de una realidad fotográfica, sino desde una realidad pictórica, y de hecho, ahí radica la diferencia. Me enseñé a editar imágenes por mí mismo exactamente para este propósito. Utilizo muchas herramientas probablemente de forma poco convencional. Esto ayuda a saber, o al menos tener una idea, de cómo un pintor pintaría mis intervenciones".
Aprender a especializarse en sus programas fue fácil porque Volker se considera un tipo muy conocedor de la tecnología, y al final, un amante de las pinturas. La mayoría de las veces, examina sus archivos y colecciones y selecciona obras que le llaman la atención, y casi siempre dependiendo de su estado de ánimo, escoge sus temas, y como nunca ha dejado de conmoverse por el Renacimiento, o a veces el Barroco o el siglo XIX, está el resultado que vemos.
"Supongo que tengo un sentido del humor particular", se describe el artista, pero además, es un defensor de que las exageraciones irónicas pueden abrirse a posiciones particulares sin ser didácticas, por ejemplo, hacia el indiscutible reclamo masculino y tóxico de poder, un tema presente en muchos de sus retratos y que ha encontrado facilidad de exponerlo mejor a través del humor.
De las redes a las calles, el trabajo de Volker ha encontrado su lugar ya en exposiciones, como la que se inauguró el 6 de enero de 2021 en el Castello Visconteo de Pavía, una pequeña ciudad con encanto en el norte de Italia, donde su serie Hidden Portraits representa el papel que el arte puede desempeñar en tiempos de crisis, al tiempo que sirve como un recordatorio para todos los que miran de la mayor importancia de llevar una máscara.
Con respecto a su propio trabajo, Hermes dijo:
En mis retratos, que son foto-collages elaborados a través de un proceso autodidacta de photoshop sobre imágenes existentes, trato de ver las máscaras bajo una luz humorística, aunque obviamente la situación es casi humorística.
Intento agregar un elemento de moda, un toque de alivio, por así decirlo. Intento que parezcan hermosos y no amenazantes. Trabajo en la exageración de los detalles del vestuario de los sujetos en los retratos, lo que lleva a interpretar la imagen como algo extraña, irónica y divertida, con una calidad exagerada que hace que el significado del rostro enmascarado sea menos dramático o amenazador.