Al director japonés Masaki Kobayashi se le puede ubicar en la generación de posguerra.
Nació el 14 de febrero de 1916, en Otaru, Hokkaidō, Japón, e hizo sus estudios universitarios con la carrera de filosofía e historia del arte en la Universidad de Wased para luego conectarse al cine en 1941.
Sin embargo, antes de convertirse en uno de los cineastas japoneses más importantes de la historia junto a Akira Kurosawa, existe un pasado de Kobayashi que vale la pena conocer para valorar aún más su obra.
Después de estudiar, consiguió un trabajo justo al salir de la escuela como asistente de dirección en Shochiku Studios en 1941, pero su trayectoria fue interrumpida por la escalada de la guerra, ya que se unió a las fuerzas armadas entre 1942 y 1945.
Masaki odiaba a los militares, y como forma de protesta, rechazó todos los ascensos que se le ofrecían, pero ya entrado en su labor militar, fue enviado al combate primero en Manchuria, luego a las Islas Ryukyu. Posteriormente, fue catpurado en Okinawa, y pasó el último año del conflicto como prisionero del ejército norteamericano.
Estos años complicados marcaron de manera innegable el resto de su vida, y luego de ser liberado en 1946, retomó su contacto con el cine como asistente de Keisuke Kinoshita, con quien hizo 15 películas. Kinoshita no solo era el supervisor de Kobayashi, también se desempeñó como su mentor, y tras sus primeros años juntos, los dos directores decidieron escribir una película juntos en 1949.
Kobayashi hizo su debut como director en noviembre de 1952 con Musoko no seishun (La juventud de mis hijos), una película que sigue a una familia de clase media con dos hijos adolescentes que estaban a punto de tener sus primeras citas.
El segundo esfuerzo de Kobayashi llegó en 1953, con un guión escrito por su mentor titulado Magakoro (Sincerity), que recibió las palmas por parte de la audiencia local e internacional que pudo ser testigo de la función.
Estas obras fueron desarrollándose en un terreno mucho más personal para el director, por lo que se comenzaba a gestar la forma y los modos de Masaki Kobayashi, que ofrecía una mirada crítica sobre diversos aspectos de la vida política, social y cultural de su país, con algunas temáticas recurrentes como el enfrentamientos de sus protagonistas con los poderes establecidos y las consecuencias de la posguerra en la sociedad japonesa.
Aproximadamente una década después, su enfoque pasó del realismo al interés en explorar la belleza estilizada de la estética tradicional japonesa en varias de sus obras más aclamadas.
A continuación, y habiendo entendido este pasado tan importante para la visión del director, te presentamos 5 películas de Kobayashi que no pueden esperar más para que sean vistas:
The Human Condition (1959)
Este gigantesco drama humanista de Masaki Kobayashi es uno de los logros más asombrosos del cine japonés.
Fue originalmente filmada y lanzada en tres entregas de dos partes cada una para reunir un total de nueve horas y media. Se trata de una adaptación de la novela de seis volúmenes de Junpei Gomikawa, que narra el viaje del bien intencionado pero ingenuo Kaji, interpretado por la superestrella japonesa Tatsuya Nakadai, de supervisor del campo de trabajo a soldado del Ejército Imperial a prisionero de guerra soviético.
The Human Condition se siente, ante todo, incondicionalmente real. Su uso efectivo de ubicaciones exteriores, decorados detallados, uso mínimo de música y una mirada inquebrantable al horrible efecto de la guerra nos obligan a confrontar las realidades de estas situaciones.
Kwaidan (1964)
Kwaidan es una película de terror de antología japonesa de 1965. Se basa en historias de las colecciones de cuentos populares japoneses de Lafcadio Hearn. La película consta de cuatro historias separadas y no relacionadas.
Lo que hace que esta película sea singular es la combinación del enfoque metódico y casi enloquecedoramente paciente del drama de Kobayashi y sus experimentos expresionistas con el color, el sonido y el artificio teatral.
Kwaidan es una transliteración arcaica del término kaidan, que significa "historia de fantasmas".
The Black Hair, The Woman of the Snow, Hoichi the Earless y In a Cup of Tea son los cuentos presentados en la obra original.
Sincerity (1953)
Se trata del primer largometraje de Kobayashi con el guion a cargo de su maestro Kinoshita.
La historia es acerca de un muchacho que se enamora de su vecina inválida, manteniendo el hecho en secreto ante su familia. Algunos la catalogan como una comedia familiar de costumbres que va derivando al melodrama a un final edificante.
En esta película se nota la influencia del guionista y su apegó a los personajes bondadosos y su tono sentimental. Este trabajo temprano del director resulta interesante para analizar el contexto general de su obra.
Río negro (1957)
Río negro es posiblemente el film más sórdido y pesimista de Kobayashi. Ambientada en los alrededores de una base norteamericana, la película desarrolla el triángulo amoroso que se produce entre un estudiante, su novia y un rufián (el primer papel importante de Tatsuya Nakadai).
Con notorios ecos del film noir, esta obra de Kobayashi ofrece una desolada mirada sobre la sociedad japonesa de esos años y la perniciosa influencia de la cultura norteamericana.
Seppuku (Harakiri, 1962)
Su trabajo en la década de 1960 fue uno de los mejores.
Un ensayo del Diccionario Internacional de Cine y Realizadores nombra a Seppuku (Harakiri, 1962) y Joiuchi (Rebellion, 1967) como las dos mejores películas de Kobayashi.
Ambas utilizan escenarios históricos para universalizar su enfoque en el individuo disidente. De acuerdo al ensayo, las películas resultan en una combinación magistral de estilo y contenido, con el ritual inflexible de la convención samurái perfectamente combinada con un movimiento de cámara frío y una composición elegantemente geométrica.
Con un excelente trabajo de cámara y una muy buena utilización de la música de Takemitsu, el film, riguroso y sin concesiones, con la serena determinación de un ritual y con un gran uso del scope, desemboca en enfrentamiento final del protagonista con una legión de adversarios, una suerte de ballet bélico ineluctablemente trágico.
Harakiri marca el pico del arte de Kobayashi.
Menciones honoríficas
I Will Buy You (1956), que resulta en una una crítica del despiadado negocio detrás del béisbol profesional en Japón con el que Kobayashi ganó reconocimiento por su sensible interpretación de los problemas sociales.
The Inheritance trata la historia de hombre de negocios moribundo que desata un escándalo familiar al anunciar que su fortuna irá a parar a sus hijos ilegítimos. La película resulta en una irónica condena del materialismo japonés de posguerra, perfectamente complementada por la música jazzística de Toru Takemitsu.