Leslie Wayne nació en 1953 en Landstühl, Alemania, pero siendo hija de padres estadounidenses, creció y se formó en Estados Unidos, específicamente en Los Ángeles y Newport Beach.
Desde los 7 años, la joven Leslie se metió de lleno al arte y realmente nunca salió. Tomó lecciones privadas y asistió a clases de arte durante los fines de semana durante toda la escuela secundaria.
Encontró su vocación y estudió en la Universidad de California y después fue al Colegio de Estudios Creativos de Santa Bárbara, donde centró sus esfuerzos en la escultura, en la atención a los paisajes al aire libre y el grabado. Sus primeros trabajos fueron una serie de grabados y aguatintas a partir de las fotografías de Jacques Henri Lartigue, con quien había iniciado una colaboración.
Después de eso, pasó un año en París y cinco más en Israel para finalmente mudarse a Nueva York en 1982, donde actualmente vive. Comenzó estudiando en la Parsons School of Design junto a Ronald Bladen y Don Porcaro.
Wayne obtuvo su BFA en escultura con honores y de ahí comenzó a experimentar con los colores, la luz, la sensibilidad táctil y sus posibles fusiones con la pintura, la escultura, la abstracción y su conexión íntima con el mundo que la rodea.
Fue así que definió sus cualidades táctiles, unas centradas en el diseño que intentan evocar la experiencia de la geología y los fenómenos naturales por medio de la formas en el lienzo que acentúa el movimiento y la inestabilidad. Al final, sus tremendas habilidades con la pintura crean una sensación de ilusión óptica.
Leslie Wayne y una textura muy distintiva
Con los años, el trabajo de Leslie Wayne ha adquirido un cierto sello distintivo. Sus obras son conocidas por sus superficies altamente dimensionales de pintura al óleo, lo que ha llevado a varios curadores y críticos a reexaminar el término pintura en el sentido tradicional, lo que también le ha dado un lugar especial dentro del movimiento artístico conocido como excesivismo.
A menudo, sus lienzos toman la forma literal de tela drapeada, o como un gran desparrame de líquido.
En sus exposiciones individuales, que han sido más de 32, y en las 150 exposiciones colectivas en las que ha participado desde 1974, Wayne ha explorado y retado toda la gama de posibilidades para la recreación de una ilusión.
Ya sea abstracta o pictórica, Leslie Wayne se mantiene a través de los años como una exploradora de portales a través de los lares de la pintura.
Los trabajos de Wayne son zonas de refugio y comodidad del mundo exterior; pero también contienen sus secretos y ansiedades sobre el estado actual de los asuntos políticos, como son la negación climática, la proliferación nuclear, la inmigración y el racismo institucionalizado en curso que apuntan a un colapso del tejido cultural y moral de nuestra sociedad.
Sobre su trabajo que ha sido reseñado en The New York Times, Art in America, Artforum, Artnews, The New Yorker, Newsweek, The Washington Post. , The Brooklyn Rail, The San Francisco Chronicle, Tema Celeste y Los Angeles Times, entre otros, Wayne reflexiona:
"Aunque estas pinturas representan mi ansiedad política, no soy una persona sombría por naturaleza. Por eso, para mi, la idea de una ventana rota es también una invitación a algún tipo de renovación. Una ventana se puede arreglar, y nuevas historias pueden contarse a raíz de eso."