Nacido en Atlanta, Georgia en 1943, Scott Richter asistió a la Parsons School of Design a principios de la década de 1960 para estudiar diseño industrial.
Su relación con el arte empezó como un coqueteo ya que todos los días rumbo a su casa espejeaba la mirada hacia el Museo de Arte Moderno, donde iría a caer.
Siempre impaciente con la zona de confort, Scott se dedicó a trabajar la mezcla entre representación y abstracción, y aunque su carrera ha sido marcada por distintos capítulos, la cruda emocionalidad, un subtexto oscuro y el toque de humor siempre han estado presentes.
Con antecedentes de exposiciones en el PS1, Zabriski Gallery, Curt Marcus Gallery y Elizabeth Harris Gallery, y como profesor asistente en SUNY Purchase durante siete años, los trabajos de Richter fueron convirtiéndose en unos que desafían lo que saben y se aventuran a lo inesperado.
Curiosamente, Scott Richter no usa pintura al óleo para crear la ilusión de profundidad en una superficie bidimensional, lo usa para construir formas tridimensionales, de esta forma, los cuadros de mesa de Richter se tienen que ver desde todos los lados.
Para la planeación de sus lienzos, Richter simula pintura al óleo húmeda mediante el uso de un medio de silicona de secado rápido que supuestamente inventó. Este medio endurece la pintura al óleo tan rápidamente que estamos completamente convencidos de que arruinaremos las superficies de estas obras si las tocamos.
El resultado invita a la comparación obvia con un pastel de boda, ya que los giros de su material generan intensidad a través de la dramatización de lo rugoso y lo suave. La forma en que se acumula y alisa la pintura al óleo es llamativa por su exceso. Y así, el artista transforma un medio blando y amorfo.
Little Stranger (For Albert). Fuente: ArtNet.
Lo que resulta inusual acerca del trabajo es la forma en que el espectador debe estudiar los bordes de las masas excesovas para ver qué hay debajo de la capa superior de color, en lugar de estudiar la pintura base. El brillo y el detalle de las superficie de la pintura al óleo endurecida es tan seductor que el impulso de buscar formas familiares en medio de las formas abstractas dura poco.
Esta forma no-convencional de proceso y visualizacion final que requieren las esculturas del artista del excesivismo representan una experiencia completa.
Con respecto a sus creaciones y a la explicación de por qué su afición de alterar el óleo, Scott confesó:
"Aunque probablemente se me excluirá de todas las exhibiciones futuras, tengo que admitir que desde niño nunca pude luchar contra el impulso de empujar suavemente y no tan suavemente la pintura al óleo endurecida con mi dedo."