En busca de romper con la tradición, el pasado y los signos convencionales que la historia del arte consideraba como elementos principales surge el Futurismo en Milán, impulsado por Filippo Tommaso Marinetti.
El futurismo rechazaba la estética tradicional y buscó ensalzar la vida contemporánea basándose en sus dos temas dominantes: la máquina y el movimiento.
Este movimiento fundamentalmente italiano procede del cubismo y se caracterizó por una exaltación de la originalidad, representación del tiempo, la velocidad, energía y fuerza. Un contenido relacionado con el mundo moderno: ciudades, automóviles, bullicio, máquinas, deportes, guerra, entre otros, colores resplandecientes, utilización de formas y colores para generar ritmos, transparencias y la multiplicación de líneas y detalles.
Filippo Tommaso Marinetti, Umberto Boccioni, Carlo Carrá, Luigi Russolo, Giacomo Balla, Gino Severini, Anton Giulio Braggaglia, fueron algunos de los máximos representantes de este movimiento.
Umberto Boccioni fue quien más cultivó la escultura. En el Futurismo, los planos se desarrollan en el espacio.
En el campo de la fotografía destacaron los hermanos Bragaglia y sus imágenes movidas, que ofrecen tiempos sucesivos y trayectoria de los gestos.
Aunque el Futurismo tuvo una corta existencia, aproximadamente hasta 1944, su influencia se aprecia en las obras de autores como Marcel Duchamp, Fernando Léger y Robert Delaunay.