La práctica de Sarah Lucas se caracteriza por el humor irreverente y la creación de juegos de palabras visuales y eufemismos vulgares.
Abarcando la escultura, la fotografía y la instalación, su trabajo evoca el cuerpo en sus dimensiones física, cultural y psíquica.
Sarah es reconocida internacionalmente por su uso audaz y provocativo de materiales e imágenes.
Usando objetos ordinarios de formas inesperadas, ha desafiado constantemente nuestra comprensión del sexo, la clase y el género durante las últimas cuatro décadas.
Ahora, una nueva exposición en la Tate denominada "HAPPY GAS" presenta su práctica en toda su diversidad a través de la escultura, la instalación y la fotografía, narrada en su voz y mirando mucho más allá del mundo del arte británico joven de la década de 1990.
Rompiendo fronteras con humor y atrevimiento, Lucas nos muestra todo el espectro de lo que significa ser humano.
Profundizando en sus composiciones, vemos que Lucas suele utilizar objetos cotidianos como sustitutos del cuerpo humano: muebles, comida, periódicos sensacionalistas, medias, inodoros y cigarrillos suelen ir acompañados de jergas y vulgares insinuaciones genitales.
Estos elementos se entrelazan y transforman en representaciones viscerales y antropomórficas de extremidades, senos y falos; formas que se plasman en esculturas de bronce que reflejan la luz o como vaciados de yeso tomados directamente de modelos.
Para investigar las representaciones de género e identidad nacional, Lucas también emplea referencias familiares a la vida británica contemporánea y de posguerra.
Al apropiarse y exhibir gestos lascivos que revelan el absurdo de los estereotipos sexuales, subvierte la mirada masculina y los tropos de lo que se considera femenino o masculino; en una línea similar, sus autorretratos desafiantes invocan la dinámica sexual del observador y lo observado.
Esencialmente, la obra de arte de Lucas impulsa las posibilidades escultóricas de la representación corporal para cuestionar la forma en que entendemos y nos relacionamos con los aspectos inherentes de la experiencia humana, como la sexualidad, la enfermedad y la muerte.
A día de hoy, Sarah Lucas es una de las principales figuras de la generación de jóvenes artistas británicos surgida durante la década de los noventa.
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