Pocos referentes tangibles a su alrededor, una inmensa filia por las mitoligías quiméricas y un bestiario comprimido en la imaginación hacen del artista francés Lilis des Bellons una experiencia vibrante de minimalismo, animalismo y arquetipos. Un agasajo en colores primarios.
El diseñador gráfico e ilustrador desarrolla su trabajo en medio de un entorno lo más neutral y desprovisto de mobiliario que le sea posible, dice, a fin de no contaminar su proceso creativo con ningún referente que no salga de su imaginario, el cual está bastamente provisto de figuras mitad humanas, mitad animales, en una suerte de sincretismo de mitoligías mediavales y orientales.
Su estudio de trabajo implica apenas un escritorio de madera, pocos libros y pocas obras de arte: ”Trato de mantenerme lo más neutral posible”, dice de sí, en su página web, el ilustrador parisino. Sin duda, al ver sus ilustraciones, vienen a la mente ideas de influencias de quimeras (figuras mitad persona, mitad bestia), referentes tribales del arte africano y una estética pop propia del cómic. “Me gusta trabajar con la animalidad y la monstruosidad, pero con un estilo ingenuo”, explica. De ahí nace su serie Chimera.
Sus monstruos están humanizados y de sus personajes humanos resalta sus “monstruosas” cualidades. Ello ha convocado a una diversa gama de clientes con quienes ha tenido colaboraciones y de quienes ha recibido encargos, como Nike, Leo Burnett, World Music Day o la revistas Hohe Luft y The New Yorker.
El descubrimiento de su propia voz como artista fue paulatino, a partir del trabajo como diseñador gráfico en carias agencias combinado con una férrea disciplina por el trabajo. Los primeros trabajos formales fueron combinados con sus ilustraciones de autor publicadas en sus redes sociales. “Después de seis meses, comencé a recibir algunos contratos, aunque a menudo mal pagados”, dijo en entrevista al digital It’s Nice That.
Es ambiciosamente perfeccionista, pues dice que aún no se siente satisfecho de sus logros, por lo que aspira a trabajar algunas décadas más, si es necesario, hasta lograr su clímax. Uno de sus trabajos más personales son las ilustraciones de quimeras que ilustran un mazo de tarot: la colección de arquetipos por excelencia.
“Trato de explorar diferentes formas de mostrar mi trabajo, pero las impresiones suelen ser las mismas”, resume, “traté de crear, para cada uno de los personajes, un universo con un pasado, una forma de moverse y de hablar. “Finalmente, traté de dar vida a estos monstruos, mi sueño sería convertirlos en grandes esculturas”.