En medio de la era digital, la pluma resiste como objeto de comunicación y símbolo de identidad individual y colectiva, al tiempo que es un reflejo histórico por sus particularidades de diseño y forma.
A la par, la escritura, en su función de conservar y transmitir información, como un sistema de codificación de signos gráficos estructurados en una secuencia lineal, también subsiste.
Del latín pinna, que significa pluma, el bolígrafo, en su forma más simple, es un dispositivo usado para entintar una superficie con el propósito de escribir o dibujar sobre ella, usualmente en papel.
Su nombre se debe a que los primeros instrumentos usados por el hombre para este fin fueron los cálamos –caña hueca, cortada oblicuamente en un extremo– y las plumas de ave. Como un tributo a este objeto con el que se han contado numerosas historias, te presentamos una breve selección de los modelos más emblemáticos desde su invención.
La pluma
Utilizado desde la Edad Media y hasta la Edad Moderna, la pluma reemplazó al cálamo debido a que el extremo puntiagudo que posee se deslizaba con mayor facilidad sobre el pergamino.
De sus características destacan su longitud y flexibilidad, así como la grasa natural que la cubría, lo que permitía que la tinta se adhiriera con mayor facilidad.
Pluma estilográfica
En 1884, Waterman, con sede en Nueva York, fue la primera empresa en introducir un alimentador multicanal para facilitar la canalización de la tinta gracias a sus grabados laterales.
Desde entonces, este fabricante, pionero en su rama, ha sido el único en sobrevivir a los problemas del mercado.
Meisterstück
Meisterstück, que en alemán significa obra maestra, fue la primera pluma que ofreció garantía vitalicia.
Creada en 1924, este producto de Montblanc fue uno de los primeros modelos en utilizar un sistema de llenado de seguridad para evitar fugas de tinta.
Elmo 01, Heinrich Helm
La pluma de culto de Ernst Hemingway producida por el primer fabricante de plumas estilográficas en Italia, presenta una forma compacta y redondeada que recuerda las líneas de la Bauhaus y el espíritu democratizador del movimiento alemán.
Bic Cristal
La pluma creada por el equipo de diseño Décolletage Plastique en 1950 es el líder del bolígrafo desechable y nació gracias a la idea de Lazlo Josef Birò, un periodista húngaro que, al observar una canica que rodó a un charco y dejó una huella negra en la carretera, imaginó un bolígrafo capaz de funcionar gracias a una bola de metal.
Desde su lanzamiento, se han producido más de 100 mil millones de bolígrafos Bic en todo el mundo. El agujero en el tapón se creó para evitar atragantamientos en caso de que fuera tragado por un niño.
Bic 4 colores
En 1970 el modelo Evolución de Bic Cristal fue la primera en introducir en un solo bolígrafo cuatro colores de tinta diferentes, que se activaban con un pequeño clic.
Inconfundible e indelebles, esta pluma abrió el camino a la multifuncionalidad y a los artilugios de escritura, convertidos en una herrmienta de juego y decoración.
Hi-techpoint de Pilot
Uno de los productos más exitosos comercialmente de la empresa japonesa Pilot, el Hi-techpoint es un bolígrafo de tinta líquida recargable de múltiples agujas con un sistema de cierre hermético, que elimina cualquier problema de entrada de tinta.
Bolígrafo retráctil
Diseñado por el maestro Shingeru, el polígrafo arquitecto creado en 2016 se distingue por un cuerpo de base triangular ideado para facilitar la comodidad del agarre.
Los tres lados ofrecen tres reglas que funcionan como una práctica escala, mientras el bolígrafo se retrae con un giro, lo que origina un objeto más compacto.
Bullet Golden
Este bolígrafo con forma escultural que recuerda un torpedo delgado o una bala, está diseñado para promover la comodidad de la escritura.
Fabricada de metal para restarurar la pesadez de una pluma estilográfica, es fácil de agarrar gracias a su cuerpo esbelto y delgado.
Lami Safari
Esta pluma estilográfica destaca por el gran diámetro de su cuerpo y el prominente clip de resorte que le confiere una marcada línea gráfica.
Un pequeño culto en el momento de su lanzamiento, actualmente representa uno de los grandes clásicos de la producción de Lamy y es el único bolígrafo de menos de 50 euros que tiene siete plumillas.