Philippe Starck es autor de un portafolio que reúne más de 10 mil piezas, algunas de ellas catalogadas como íconos del diseño.
Arquitectura, interiorismo y todas las variantes del diseño industrial han sido motivo de curiosidad para este trotamundos que nació en París, Francia, el 18 de enero de 1949.
Cuando era pequeño, su padre, quien fue ingeniero aeronáutico, le enseñó la herramienta más importante de su carrera: soñar.
Desde entonces, el creativo francés convirtió la imaginación en su arma de trabajo más poderosa y no ha parado de trabajar por materializar todo aquello que sueña.
Cursó estudios en la escuela de Nissim de Camondo, ubicada en la capital gala, y poco después, a finales de los sesenta fundó su primera compañía, además de convertirse en director artístico de la firma Cardin.
El autor de íconos del diseño como el exprimidor Juicy Salif o la silla Louis Ghost, entre otros, prefiere que sus diseños sean calificados como buenos antes que bonitos ya que, desde su punto de vista, los objetos deben ser funcionales y ayudar a tener una mejor calidad de vida.
Por lo tanto, este genio diseña para beneficio el humano con objetivo de mejorar la vida y servir así, desde un aspecto más creativo, a la sociedad.