Asociado con la juventud y las emociones fuertes, el color naranja resulta de la mezcla entre el rojo y el amarillo.
Su nombre se debe al parecido con el color de la fruta que lleva ese mismo nombre y que en épocas pasadas era considerada como exótica.
En la antigüedad, los egipcios usaban un tinte entre amarillo y naranja obtenido del mineral rejalgar para decorar sus tumbas.
Durante la Edad Media, el regaljar fue utilizado en los manuscritos iluminados.
En Europa, este color no tuvo nombre sino hasta el siglo XVI que llegaron las frutas desde Asia, llevadas por comerciantes portugueses.
El naranja es un color simbólico con distintos significados en las culturas alrededor del mundo, también es prominente en las religiones asiáticas.
En el budismo, las túnicas de los monjes que practican esta religión son naranjas y están hechos de una sola pieza sin costuras que envuelve todo el cuerpo.
Este color también simboliza el coraje y la disposición al sacrificio.
En India, tienen un gran aprecio por el naranja, por ser el color que más se asemeja con el tono de piel de sus habitantes, mismo que lo relacionan con el color del azafrán, uno de los productos más caros de la región.
El naranja provoca sentimientos de calidez, emoción y diversión. Artistas como Monet, Gauguin, Renoir y Toulouse-Lautrec incorporaron este color en sus obras.
Van Gogh mezclaba sus propios tonos de naranja y los usó en varias de sus creaciones.
En la época de los setenta, el naranja se convirtió en el color de los plásticos, usándose en todo tipo de herramientas y utensilios de cocina.
Durante esos años, se convirtió en el color de la vanguardia del diseño moderno.
Actualmente está relacionado también con los equipos de seguridad y en diversas prisiones del mundo, por ello, los uniformes para los reos son de este color, pues destacan por ser vistosos y brillantes, ideales por si intentan escapar.