Hablar de Graciela Iturbide es hablar de la fotógrafa latinoamericana más reconocida en el mundo y precisamente por eso, Fundación Cartier decidió organizar una gran retrospectiva de su trabajo.
No extraña que su trabaja llegara a dicho recinto parisino, pues su obra figura en las colecciones permanentes del Museo Getty de Los Ángeles, el Centre Pompidou de París y el Museo de Brooklyn, entre otros.
En mayo próximo, Iturbide cumplirá 80 años y sin lugar a dudas este reconocimiento llegó en un momento crucial de su vida, pues la artista asegura que el día que deje de fotografiar y pierda la sorpresa de encontrar en el mundo cosas maravillosas, sencillamente morirá.
El nombre de la retrospectiva es Heliotropo 37 y presenta más de 200 imágenes en blanco y negro, y excepcionalmente, una muestra de su último trabajo, fotografías en color de una cantera mexicana.
Heliotropo 37 es la dirección de su estudio en Coyoacán, en la Ciudad de México, donde ha pasado buena parte de la pandemia encerrada, lo que le brindó tiempo para ordenar y catalogar las imágenes que capturó a lo largo de 50 años.
Medio siglo de trabajo se dice fácil, pero es verdaderamente un logro que pocos pueden alcanzar.
Casi siempre se dice que la figura de Manuel Álvarez Bravo, quien enseñaba en la UNAM, apareció de inmediato en la vida de la joven Graciela, inspirándola a tomar su cámara y dedicarse a dicha profesión pero la verdad es que ella llegó a dicha institución con la mira puesta en el cine.
Incluso ingresó al Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) en 1969 y logró realizar un par de películas, una de las cuales -un reportaje a José Luis Cuevas- está casi recuperada en su totalidad y próxima a lanzarse.
A inicios de la década de 1970 fue cuando Graciela comenzó su trayectoria como asistente de Álvarez Bravo, quien se convirtió en su entrañable amigo y gran mentor.
Aprendió a ver las cosas en blanco y negro, justo como las imágenes que capturaba con su cámara, y su vida sencillamente se encaminó a lo que hoy podemos ver todos: en convertirse en una extraordinaria fotógrafa con una sensibilidad única.
Precisamente por eso quien tenga la oportunidad de acudir a la exposición en Fundación Cartier, que estará abierta al público en general hasta el próximo 29 de mayo, no se arrepentirá, pues podrá apreciar el extraordinario trabajo que Graciela Iturbide ha realizado a lo largo de toda una vida.