En donde la mayoría ve un defecto, él encuentra la belleza de la diversidad. En donde la mayoría pone bullying, él contrarresta con un discurso estético. Tal como hizo el fotógrafo italiano Oliveiro Toscani para la marca de ropa Benetton, hace cuatro décadas, Justin Dingwall derriba las fronteras de lo tradicionalmente bello y correcto, para darle realce a condiciones fenotípicas como el vitiligo o el albinismo.
Justin Dingwall, nacido en Johannesburgo, Sudáfrica, es un artista visual y fotógrafo que con su trabajo crea imágenes llenas de belleza que causan diversas emociones.
Desafiando los estándares de belleza, Justin explora el albinismo y el vitiligo de una manera estética, manejando así los matices culturales y la percepción de los mismos.
De manera intencional, contrastando colores y elementos, pretende que el espectador se cuestione las maneras en las que percibe la belleza de una manera poco convencional.
Él sabe perfectamente que los paradigmas de lo bello no son sino una construcción subjetiva de un discurso articulado, aceptado por las mayorías. Así que se puede incidir en él, pues no hay nada que pueda considerarse intrínseco a la belleza, que no sea una idea insertada.
“No se trata de raza o moda, sino de percepción y lo que subjetivamente percibimos como bello. Quería crear una serie de imágenes que resuenen con la humanidad y hagan que la gente se pregunte qué es hermoso”, señaló al digital Picnic en una entrevista.
La composición emocional que crea Dingwall radica en las particularidades de cada persona, pero genera impacto en la sociedad. La luz y la oscuridad son sus elementos principales que van acompañados de naturaleza y animales en algunas ocasiones.
Su tan aclamado proyecto Albus es una serie fotográfica de las modelos Thando Hopa – modelo que tiene condición de despigmentación de la piel hereditaria – y Sanele Xaba – modelo que tiene albinismo -, ambas poseen expresiones exquisitas que desafían a los espectadores a repensar cuál es su postura sobre la belleza frente a una perspectiva masculina y femenina con gracia e intensidad artística.
“Hago lo que hago por amor a las nuevas experiencias. Mis imágenes no están vinculadas por el idioma o la cultura. Quiero que mi trabajo hable por sí mismo y que la gente lo interprete a su manera. Quiero que la gente se vea afectada por mis imágenes. Mientras alguien sienta algo, estoy logrando mis objetivos”.
Un asiento en la mesa es su más reciente proyecto con la modelo Moostapha Saidi, que desde tonalidades pastel hasta brillantes, Justin,
crea un atrayente visual muy especial con significados simbólicos acerca de la percepción y lo que subjetivamente percibimos como hermoso, pues una diversidad interesante la hace más deseada y admirada por la humanidad.
Una verdadera propuesta disruptiva para poner en jaque los presuntos estándares universales y notar cómo todo lo sólido, incluida la presunta belleza, se desvanece en el aire.