El constructivismo se originó en Rusia en 1915 frente al neoclasicismo y el Art Nouveau imperantes en el resto de Europa, pero pesar de ser un movimiento que no duró mucho, ya que se disolvió formalmente a mediados de la década de 1920, contó con una gran influencia en otros movimientos más como el Bauhaus y De Stijl, además de que alcanzó otras formas, como la arquitectura, la escultura, la moda y el cine.
Con el fin de crear un arte basado en la simplicidad, las líneas puras y las formas geométricas, inspiradas por el cubismo y el futurismo, los artistas que promovían esta ideología utilizaron materiales industriales modestos para crear formas geométricas que impusieran sus ideales, donde no había lugar para la decoración y estilización, traduciendo estas formas a las producciones de cine y de otras formas de arte en el país.
Durante los primeros años de la revolución, la situación de la industria cinematográfica en Rusia fue terrible debido a la ausencia de infraestructura técnica, además, la guerra civil había creado una sensación de caos en general, no obstante, el cine evolucionó a través de determinadas iniciativas estatales.
Por otra parte, los bolcheviques consideraban al cine como una gran forma de promover la revolución, y en 1919, sumergido en todo el furor del constructivismo como respuesta social a los turbulentos tiempos vividos, Vladimir Lenin nacionalizó la producción cinematográfica, y al mismo tiempo, se fundó la Escuela de Cine de Moscú, hoy conocida como Instituto de Cinematografía Gerasimov, donde se educaron a los nuevos directores de la realización de documentales de propaganda.
Uno de los fundadores del cine soviético fue Lev Kuleshov, quien se dedicaba a realizar noticiarios sobre el Ejército Rojo y posteriormente fue nombrado director del Laboratorio Experimental del Instituto de Cine de Moscú, donde llevó a cabo no pocos proyectos
Por el otro lado está Dziga Vertov, firmante del manifiesto Nosotros sobre el rol del nuevo artista cinematográfico soviético, quien creía que el cine era el arte de la propia vida, por lo que convenía capturarla de forma imprevista, sin puesta en escena, guion o actores.
Ambos mostraron interés tanto en la teoría del cine como en la práctica, incorporando además el constructivismo en el séptimo arte en forma de montaje, volviéndose así en unos de los exponentes del movimiento que más han triunfado en el diseño industrial que en la arquitectura, logrando películas que fueron un arte para las masas.
Por medio de su trabajo, los cineastas hicieron frente a los viejos esquemas con los que hasta ahora había funcionado su país, en particular el sentimentalismo y el psicologismo de los melodramas zaristas.
Poster de Battleship Potemkin. Fuente: DailyArt Magazine
Con su trabajo, el montaje se convirtió en el elemento estructural más importante de las producciones, logrando películas épicas, optimistas y rápidas, donde normalmente los actores eran aficionados y los lugares de filmación, así como las reacciones de los asistentes, eran auténticos.
A continuación te presentamos tres de sus trabajos más importantes dentro del cine que dejó el constructivismo, así como la película más famosa del cine soviético, emblema del movimiento, de la autoría de Sergei Eisenstein.
Dura Lex
Dura Lex, de 1926, es la película más importante de Lev Kuleshov.
Aunque no tuvo un gran éxito, es un pilar de su cinematografía de Kuleshov, ya que cuenta una emocionante historia compuesta de teatralidad y escenografía geométrica.
Man With a Movie Camera
Man With a Movie Camera de 1929 es el mayor logro de Dziga Vertov.
Se trata de un documental que convierte en poesía de vanguardia con un montaje experimental y potente.
Además, inspiró muchas películas y cortometrajes gracias a su resultado artístico.
Battleship Potemkin
Battleship Potemkin de 1925 es probablemente la película más famosa del cine soviético.
Se trata de la obra maestra de Sergei Eisenstein que presume un montaje con gran dinámica.
La mayoría de las veces, una escena sucede a la siguiente con muchos contrastes, y en una escena en específico, las personas se mueven de derecha a izquierda, y en la siguiente, se mueven en la dirección opuesta.
Además, Eisenstein, como arquitecto, prestó mucha atención a la geometría de cada escena, lo cual resulta en una brillante muestra de su legado como escuela de cine.