BustArt irrumpió en la escena del arte urbano con un estilo clásico en 1999, y le llevó poco más de un lustro convertirse el maestro del graffiti pop.
La forma que hoy predomina en su trabajo inició con la combinación de letras y personajes de dibujos animados, ejercicio que elevó paulatinamente su arte a un estilo figurativo.
Identificado con diversas facetas de la subcultura, BustArt difundió su trabajo con esténciles, stickers y carteles por toda Europa; y de esos viajes tomó inspiración para desarrollar su labor artística y adoptar una nueva gama de técnicas y habilidades que lo ayudaron a imponer tendencias y posturas innovadoras en el arte callejero.
A partir de su apertura creativa, la obra del artista estuvo marcada por un amplio repertorio técnico que abarcó: instalaciones, stencils políticos y citypenguins.
“El graffiti fue su primer amor indiscutible, al que nunca se rindió. Sus habilidades estaban pasando por una evolución cuando los personajes de dibujos animados creados por él mismo se unieron a los estilos de letras y pronto se volvieron más importantes que las letras mismas”, afirma la biografía de BustArt.
La combinación del arte pop, el graffiti clásico, los personajes de dibujos animados y el color permitió el surgimiento de composiciones propias de BustArts. Lo que resultó en alcanzar un nuevo nivel en su desarrollo artístico.
“El camino de BustArt consiste en adaptarse, aprender nuevas técnicas y aplicarlas para un mayor progreso artístico. Este proceso conducirá inevitablemente a nuevas creaciones… Aún queda mucho por descubrir y crear. Los grandes muros esperan”, concluye la lectura de su semblanza autorizada.