Eduardo Arroyo fue un artista español de la corriente figurativa y del arte pop que se caracterizó por su ironía y crítica política.
Eduardo Arroyo nació en Madrid, España, un 26 de febrero de 1937, en plena dictadura de Francisco Franco. Fue hijo que Consuelo Rodríguez y de Juan González Arroyo, un dramaturgo, escritor y amigo de Federico García Lorca, que murió de una peritonitis cuando Eduardo era pequeño.
Desde niño mostro aptitudes para el dibujo y la literatura. Sus padres lo inscribieron en un liceo francés donde aprendió el idioma que le serviría para su futuro artístico.
Estudió periodismo en Madrid y se mudó a París con la idea de practicar el mejor oficio del mundo (según Gabriel García Márquez) en Francia pero pronto se dio cuenta que su camino no iba por ahí.
A su llegada a la capital parisina se instala en Montparnasse, un barrio de artistas donde coincidió con autores nacionales y extranjeros del momento. Ahí comenzó su carrera como pintor incursionando, además en el dibujo, la escultura y el collage.
Las obras de Arroyo pertenecieron a la corriente “figuración narrativa”, un movimiento artístico francés opuesto al estilo abstracto. En ellas, el autor hizo crítica al gobierno franquista, por ello fue expulsado de España.
En este periodo expone Los cuatro dictadores, un diorama con cuatro personajes que provocó protestas del gobierno español.
En 1963, el autor preparó una exposición en Madrid a la cual no puso asistir al salir huyendo a Francia ante una persecución policiaca.
A la muerte del general, en 1975, regresa a España pero es ignorado en los círculos artísticos y no logra vender sus cuadros. Decide autoexiliarse y no volver a su patria hasta la 1982. En ese periodo viaja constantemente a Italia donde sus obras son bien recibidas.
El español era un gran aficionado al boxeo y a la corrida de toros.
Arroyo expuso en el Guggenheim de Nueva York y en El Museo del Prado, entre muchos otros recintos.
En 1982 recibió el Premio Nacional de Artes Plásticas.
Eduardo Arroyo murió a los 81 años en 2018.