El arte se encuentra presente en todos los ámbitos la vida de Mónica Moussali, por lo que su universo creativo encuentra inspiración en su vida diaria.
De acuerdo con la propia arista, que con el paso de los años también se ha convertido en una destacada mujer de negocios junto con sus hijas Rebeca y Arlete, su forma de ver el mundo cambió por completo cuando en la universidad aprendió el verdadero poder y alcance del arte.
“El amor al arte es una búsqueda de composiciones para dotarle a la obra, por medio de la abstracción y el movimiento, un significado distinto, es otro mirada, nos da una posibilidad de contemplación”, explica con una enorme sonrisa Mónica debido a que emana físicamente su pasión por lo que hace.
Con el paso de los años, Mónica Moussali se ha vuelto una referencia en el mundo del arte, sobretodo cuando se trata de murales del Siglo XXI, en los que la experimentación con materiales y formas resulta crucial.
Aurora Boreal, de Mónica Moussali. Fuente: Cortesía
En los inicios de su carrera, cuando esta artista aún se encontraba buscando su estilo, encontró en la fractalidad de la naturaleza y las figuras geométricas islámicas una inagotable fuente de inspiración que a la postre dio pie a su inigualable estilo.
“Siempre me llamó mucho la atención porque los islámicos como no tienen imágenes, todo es geométrico, y a mí me atrajo esa parte de a dónde podías llegar porque formabas como caleidoscopios.
“Por medio de una figura simple, al irla moviendo, al irla girando, entonces iba formando diferentes composiciones. Entonces lo que me encantaba es que de una figura podían salir millones de composiciones, totalmente un universo diferente, miles de formas que cambian totalmente la composición solamente con girarlas”.
En los murales que esta artista elabora, los cuales también podrían ser vistos como instalaciones, el concepto y el color juegan papeles clave. Para cada pieza lleva a cabo un profundo (y muy minucioso) estudio del color ya que una composición puede transformarse por completo gracias a este importante elemento.
Pero el éxito que esta artista ha alcanzado no sería el mismo sin el talento de sus hijas Arlete y Rebeca, quienes, literalmente, han integrado el equipo perfecto debido a las fortalezas con las que cuenta cada una.
Mónica Moussali creó Ocean. Fuente: Cortesía
Aunque en un inicio Mónica fue quien se lanzó a la aventura de crear totalmente sola, el que Rebeca se haya sumado esfuerzos con ella dio un giro total a la visión de la artista gracias a que le brindó mayor estructura y orden en temas operativos y financieros.
“Yo siempre le pedía ayuda a Rebeca porque mi parte débil es la parte de las finanzas y ella es muy buena. Yo me clavaba en lo que a mí me gustaba, pero muchas veces pues era algo muy caro o me salía de presupuesto y Rebe siempre era la que me aterrizaba.
“Ella fue la que me dijo que porque no nos uníamos, que yo hiciera toda la parte de la creación y de la obra, y ella toda la parte de clientes, de finanzas, de los proveedores y estructura”, detalla Mónica.
La pieza que faltaba a este equipo, el de la innovación y experimentación con materiales, tecnología y propuestas, llegó cuando Arlete poco después de graduarse de la universidad también se unió al proyecto que su madre había arrancado varios años atrás.
Mónica Moussali trabaja de la mano con dos de sus hijas: Rebeca y Arlete.
Al igual que los murales que crean, estas tres poderosas y creativas mujeres podrían brillar por luz propia debido a los talentos que tienen, pero al formar parte de este colectivo, la composición de talentos resulta sencillamente extraordinario y como consecuencia esto se refleja en la calidad de sus sofisticadas piezas.
De este trío y de su ecléctico trabajo falta mucho por conocer, pues detrás de cada obra existen procesos, que poco a poco han ido puliendo, además de varias historias, las cuales esperamos descubras en la siguiente entrega semanal (que en total serán cuatro) sobre sus experimentales murales artísticos y todo lo que estos conllevan.