Joseph Lee es un artista coreano-estadounidense que nació en Arizona, donde no estuvo tan expuesto al arte. Sin embargo, al ser hijo único siempre buscó muy diversas maneras de entretenerse y fue así, por pura casualidad, que tropezó con las bellas artes.
Fue a la edad de 25 años cuando realmente floreció el amor de Joseph por el arte. Como actor creativo y luchador social que radica en Los Ángeles, encontró en el arte la forma ideal de expresarse libremente.
Así, poco a poco, la pintura se convirtió en su forma de ser creativo en una ciudad bulliciosa y de estar conectado a tierra y mentalmente renovado.
Tras un año de prueba y error perfeccionando sus habilidades técnicas, Joseph comenzó a desarrollar su propio estilo de pintura y, desde entonces, se ha convertido en un artista exitoso por derecho propio.
La mayor parte de la inspiración de Joseph Lee, como se puede observar con solo mirar su trabajo, proviene de las personas y, lo que es más importante, de sus expresiones.
Aunque la mayor parte de las pinturas de Joseph Lee son generadas a través de sus observaciones, gran parte de su inspiración proviene de su otra gran pasión artística: la actuación.
Dicho oficio le ha dado una mirada interna al estudio de la expresión humana y lo ha ayudado a crear un sinfín de piezas de arte realmente interesantes.
A través de la pintura, Joseph se ha convertido en una persona mucho más segura y con los pies en la tierra debido a su excepcional trabajo.
Al darle una mirada a sus pinturas, especialmente a las piezas más recientes, el espectador puede sentir la sensación de estabilidad y certeza sobre qué tipo de artista es Joseph Lee y quiere convertirse.
Si bien es cierto que los materiales con los que trabaja no están tan alejados del espectro tradicional del arte, Lee brinda una nueva mirada a la realidad, con lo que las personas más jóvenes se pueden sentir identificados sin problema alguno.
Por lo tanto podemos decir que las obras de Joseph Lee no son intimidantes, pero que en cierto modo resultan sumamente atractivas gracias al gran misterio que algunas piezas invocan.