Gerhard Richter (1932) es un artista alemán cuya obra, en su mayoría abstracta, es extensa y variada.
Tras una infancia complicada, el interés de Richter por el arte y la cultura comenzó a tomar forma a raíz de la Segunda Guerra Mundial, su madre fue pieza clave y alentó el interés del artista por la literatura y la pintura.
Richter comenzó a dibujar con regularidad a los 15 años. Creó paisajes y autorretratos con acuarelas.
En 1951 comenzó a estudiar formalmente arte en su ciudad natal, Dresde. A Gerhard le emocionaba estar estudiando en la Academia de Arte.
Más tarde se unió al departamento de pintura mural recién establecido, estudiando con Heinz Lohmar. Richter tenía una fascinación por la pintura mural.
En su último año en la Academia le fue asignado pintar un mural para el Deutsces Hygienemuseum (Museo Alemán de Higiene) con el tema “alegría de vivir”, mismo que fue recibido con considerable elogio y entusiasmo tanto por sus examinadores como por los funcionarios del museo.
Un punto de inflexión en la carrera de Richter surgió al encontrarse de frente con las obras de Jackson Pollock, Jean Fautrier y Lucio Fontana.
En 1961, Richter y su esposa desertaron a Alemania Occidental, ahí comenzó a estudia en la Academia de Arte de Düsseldorf, en la que vivió un periodo importante de experimentación.
Tras su primer periodo, Richter se trasladó a la clase de Karl Otto Götz, ahí encontraría un círculo de amigos que se convertirían en importantes afiliaciones futuras.
Richter y sus compañeros prestaron atención al movimiento Pop Art que se formaba en América. Cada uno absorbió diferentes elementos de esto en su propio pensamiento y práctica y se convirtió en algunos de los contribuyentes más influyentes a la interpretación europea del movimiento.
El interés de Richter por la actualidad, la sociedad de consumo, los medios de comunicación y la cultura popular comenzó a reflejarse en sus pinturas, mismas que fueron el comienzo de la obra profesional del artista.
El uso de imágenes fotográficas en su arte marcó un avance fundamental para Richter, quien comenzó a explorar la relación entre la imagen fotográfica y la pintura.
Trabajar a partir de fotografías liberó a Gerhard de los temas pictóricos convencionales. Richter estaba internado en la dialéctica entre objetividad y subjetividad que, según él, generaba la pintura a partir de fotografías.
Richter se sintió atraído por temas que se hicieron más evidentes en el transcurso de los años siguientes: aviones militares, retratos familiares, entre otros.
Desnudos e imágenes eróticas de mujeres también fueron temas habituals en el trabajo del artista, así como las vistas aéreas de pueblos y ciudades, estas últimas que con frecuencia se acercaban a un territorio cada vez más abstracto.
En la década de 1970 Richter cobraba impulso y reputación a nivel internacional. Comenzó a abordar la pintura fuera de sus tradiciones y desarrollar métodos relacionados con los problemas que enfrentaba el arte en ese momento.
La producción de Richter en 1972 consistió principalmente en obras abstractas y también fue en esa época cuando comenzó a producir lo que él llamó Inpaintings: obras que podrían haber comenzado como imágenes figurativas, pero que Richter reelaboró o “pintó” hasta el punto que cualquier imagen original quedaba prácticamente borrada.
En 1977 vio un gran avance en dos direcciones. Creó dos piezas escultórica hechas de paneles de vidrio pintado en gris y también desarrolló un número sustancial de coloridas obras abstractas.
Para la década de los noventa, sus pinturas abstractas se inclinaron hacia el extremo más estructurado y minimalista de la abstracción. Dominaban las rayas y las rejillas.
A principios del siglo XXI, Richter se mantuvo concentrado en sus pinturas abstractas. En 2002, el MoMA de Nueva York realizó una gran retrospectiva de su trabajo.
La primera década del nuevo milenio también vio a Richter usar la tecnología digital en su práctica.
Sin duda 2010 fue una década de consolidación para Gerhard Richter. Se han comisariato retrospectivas y exposiciones exitosas en todo el mundo.
Richter es considerado uno de los artistas vivos más influyentes de nuestro tiempo.