Antes del siglo XX y el desarrollo de la ciencia médica, dedicarse a las artes plásticas era un verdadero deporte de alto riesgo, pues las personas dedicadas a ello no estaban conscientes de que muchos de los materiales que utilizaban eran altamente tóxicos y que padecieron síntomas de envenenamiento y hasta la muerte por enfermedades relacionadas con la toxicidad por sustancias como el plomo, la resina y el arsénico.
Tres ejemplos son una buena muestra de ello: los pintores Vincent Van Gogh –que no murió de ello, pero sí vivió intoxicado por plomo– y Caravaggio, y el escultor Duan Hanson. Los tres talentosos; los tres, víctimas de los materiales para realizar sus magníficas creaciones.
De acuerdo con algunos investigadores, Vincent van Gogh y sus esquizofrénicos arrebatos pudieron estar relacionados o profundizados por el uso de plomo en sus pinturas.
El pintor holandés aparentemente tenía la costumbre de lamer sus pinceles usados, que estaban cubiertos de pintura con plomo. El envenenamiento por plomo, como sabemos ahora, da como resultado una variedad de síntomas que van desde dolores de estómago y eructos úricos hasta artritis y una variedad de afecciones neurológicas, incluida la depresión y los delirios con los que ahora se asocia tan estrechamente al gran impresionista.
The Musicians, 1597. Caravaggio. Foto: The Metropolitan Museum of Art
Por supuesto que los problemas de salud física y mental generalmente surgen de un conjunto complejo de cuestiones, y especular sobre el diagnóstico de figuras históricas es, en el mejor de los casos, un ejercicio de conjeturas.
Con ese entrecorchetado, podemos decir que las causas de las dolencias de Van Gogh, como las de cualquiera de los otros artistas mencionados aquí, son simplemente inferencias y no deben tomarse como diagnósticos.
Desde el arranque del siglo XVIII, se sabía que había riesgos para la salud en la profesión de pintor, aunque la causa –la exposición crónica al plomo a través de sus pinturas– permaneció desconocida hasta tiempos recientes.
Según sus propios relatos, se sospecha que algunos de los más grandes pintores de la historia occidental (incluidos Miguel Ángel, Caravaggio, Goya, entre otros) pueden haber sufrido algún tipo de envenenamiento por plomo.
Aunque el plomo todavía está presente en algunas pinturas, una mayor conciencia y un cambio a agentes colorantes como el zinc y el titanio han ayudado a mejorar la seguridad de las pinturas al óleo.
Flea Market Lady, 1990. Duane Hanson. Foto: Musée d'arts de Nante
En el caso de la escultura, uno de los materiales más utilizados anteriormente era la fibra de vidrio.
Aunque puede ser más conocida como la espuma de algodón de azúcar que aísla sótanos y garajes en todo el mundo, la fibra de vidrio también es una parte esencial de las prácticas de muchos escultores, útil por su resistencia y durabilidad a pesar de su peso ligero.
Sin embargo, este plástico reforzado con fibra tiene sus desventajas: al igual que la resina de poliéster, el contacto puede causar irritaciones y quemaduras incómodas, e inhalar su polvo puede causar problemas respiratorios graves.
También hay evidencia de que la exposición repetida puede causar cáncer, aunque diferentes preparaciones y prácticas de manejo seguro pueden aliviar parte del riesgo.
El escultor Duane Hanson, famoso por sus representaciones asombrosamente realistas de figuras humanas en varios estados de ridiculez banal, habló sobre sus métodos bastante arrogantes de trabajar con este y otros materiales peligrosos en sus primeros días como artista en Nueva York.
"Ponía las cosas con las manos desnudas", dijo en su tiempo, "y creo que eso hizo más daño que respirarlo, ya sabes, atravesando tu piel".
Continuó especulando que estos materiales pueden haber tenido algo que ver con su eventual desarrollo de cáncer de pulmón y glándulas linfáticas, aunque también sospecha que el estrés de un divorcio doloroso puede haber jugado un papel aún más importante.