Zofia Matuszczyk-Cygańska, una artista de Varsovia, siempre creyó que el arte de la pintura no es fantasía, sino un orden de cosas lógico y matemático.
Por lo tanto, sus inicios colorísticos tuvieron que cambiar bastante rápido, y este pensamiento matemático sobre la pintura determinó su futuro camino artístico.
Es por eso que sus obras son tan interesantes y aptas para los amantes del arte y las matemáticas.
Nacida en 1915, estudió en la Academia de Bellas Artes de Varsovia, donde diseñó para interiores con el profesor Jastrzębowski, Kotarbiński y Kowarskiego.
Después de la guerra, trabajó como maestra en una escuela secundaria y luego como profesor asistente en la Academia de Bellas Artes de Varsovia.
A partir de entonces, volcada a si arte, creó lienzos llenos de temperamento pictórico y amor por los colores vivos, o viceversa; apagados, cambiando sutilmente del negro al blanco, sus telas son telas funcionales, estéticas, variadas en términos de retomar el tema y patrones de diseño.
Los colores que utilizó fueron notables, compuestos con sensibilidad a partir de muchos hilos de diferentes colores.
Convencen por su valor expositivo y su dedicación a interiores específicos.
En las décadas de 1950 y 1960, se hizo famosa como autora de telas jacquard. Ejerció la supervisión artística en la fábrica de tejidos de Varsovia de la cooperativa de artistas "ŁAD".
En ese tiempo colaboró con arquitectos en la reconstrucción de la capital, y a su vez, su trabajó llegó al Palacio de la Cultura y la Ciencia, la Filarmónica, el Palacio Kazimierzowski, los cines de Stolica y Ochota.
En 1956, recibió un premio en la competencia del Comité Olímpico Polaco por el jacquard "Runners", una muestra de virtuosismo del color en la transición del rojo al púrpura. En 1951 se unió al Taller Experimental de Tejido Artístico en el Distrito de Varsovia de ZPAP y creó tapices monumentales, caracterizados por motivos de los llamados peces, que daban el efecto de movimiento.
De este modo, sus telas, visiones fabulosas, coloridas, provenientes de la pintura, conquistaron el mundo en los años 60 y 70.
En los últimos años de su vida, pintó tableros de ajedrez, ocupándose únicamente de las cuestiones de color y forma. En total participó en 265 exposiciones en Polonia y en el extranjero.
Murió en 2011 dejando tras de sí una vasta colección de obras.