Los años corren y los que fueron éxitos musicales comienzan a volverse clásicos. Los discos que fueron hits y ocuparon los top charts, hoy acumulan décadas. La moda, aunque sea apresurada y fugaz por definición, se petrifica cuando los productos son de alto calado. Aun si pretendes plasmar en tu nombre esta cualidad volátil de las vanguardias. Aun si crees que puedes dépêcher a la mode (apurar a la moda). Aun si te llamas Depeche Mode.
Hace un par de días, el 22 de marzo, el octavo álbum de estudio de Depeche Mode (o su vigésimatercera producción discográfica) cumplió 30 años de haber sido lanzado: Songs of Faith and Devotion.
Un disco que, de acuerdo a la crítica especializada, cambió y refundó el sonido de la banda británica. Un disco que no sonaba a DM. Un álbum en el que participó Brian Eno, el productor de cabecera de U2 (de ahí el corte más rockero y menos tecno), grupo que, por cierto, tomó prestado por aquellos años al productor de cabecera de Depeche Mode, Flood, para hacer Pop, un álbum en el que los irlandeses sonaban menos rockeros y más tecno. Dualidades e ironías musicales.
Hoy, 24 de marzo de 2023, tres décadas después, DM está presentando su nueva producción: Memento Mori (voz latina que significa: recuerda que morirás).
El álbum
Songs of Faith and Devotion cuenta con canciones tan grandes como I Feel You (en cuyo video David Gahan parece un joven Bono Vox en Rattle and Hum), Walking in My Shoes o In Your Room, entre otras.
El disco representa un cambio significativo en el sonido de la banda, incorporando elementos del rock alternativo y la música gospel. Songs of Faith and Devotion recibió críticas mixtas, pero fue un éxito comercial, llegando a lo más alto de las listas en varios países.
El disco también es notable por ser el último álbum de Depeche Mode en el que el tecladista y miembro fundador, Alan Wilder, participó plenamente. Fue producido por DM y por Flood. Todos los temas los escribió Martin Gore.
En ese momento, la banda estaba en la cima de su carrera y se había convertido en un éxito internacional, arrasando allá por donde iba. Tras el impacto de Music For The Masses (lanzado en 1987), seguido del inmortal en vivo 101 (de 1988) y, sobre todo, el sobresaliente Violator (del inolvidable 1990), parecía que habían alcanzado su cumbre y no podían ir más allá, pero se superaron a sí mismos.
En Songs of Faith and Devotion, dejaban atrás su estilo electrónico y se adentraban en un sonido más orgánico y rockero, influenciado por géneros como el blues, el gospel y el rock industrial.
Este cambio musical y de aspecto (Dave Gahan con melena y barba de candado) fue impulsado por el deseo de explorar nuevas sonoridades y de romper con la imagen de aparador, fuera del tiempo y un tanto fría que se había creado alrededor de su música.
Con la intención de evolucionar y sorprender a su público, demostraron que todavía tenían margen para crecer. El resultado fue uno de los trabajos más oscuros de su catálogo, pero también uno de los más influyentes y significativos.
El primer memento mori
El proceso de grabación del disco fue complejo y caótico, ya que estaban lidiando con problemas internos y personales, que casi los hacen “morir” como banda. La grabación arrancó en Madrid, España, donde Depeche Mode fijó su base de operaciones para apartarse del foco mediático.
Un suntuoso chalet en el exclusivo fraccionamiento La Moraleja, en la capital española, hizo que alternaran la grabación con salvajes fiestas que forman parte de la leyenda más oscura. La adicción a las drogas de Dave Gahan, el alcoholismo de Martin Gore y la salud mental de Andy Fletcher se dieron de bruces con el carácter perfeccionista de Alan Wilder.
Las tensiones entre los miembros de la banda provocaron un ambiente tenso y conflictivo en todo el proceso. Sin embargo, este ambiente caótico se tradujo en un álbum emocionalmente intenso y crudo.
Toda esa tensión terminó explotando en un álbum profundo y tremendamente emocional que abordaba temas como la religión, la espiritualidad, el amor y la adicción de manera directa y sin tapujos. Tras no tener noticias de ellos desde el cierre de la gira de Violator, a principios de febrero de 1993 llegó el primer adelanto de Songs of Faith and Devotion.
Fue I Feel You un verdadero shock. Los elegantes jóvenes del tecno británico estaban de vuelta con un tema enérgico y pulsante que inmediatamente establece el tono emocional y musical de lo que estaba por venir. La canción que se acercaba al rock industrial, combinaba una batería potente con guitarras distorsionadas y un coro poderoso, mientras que la voz de Dave Gahan se elevaba en un grito emocional. El resultado fue una experiencia sonora intensa y electrizante que pilló al público con el pie cambiado.
Antes de DM / Después de DM
Nada volvió a ser lo mismo en Depeche Mode. El tour fue tan intenso y lleno de excesos como todo lo que les había rodeado en su grabación: Andy Fletcher, hoy fallecido, terminó ingresado; Martin Gore tuvo que ser tratado por su adicción al alcohol, y tiempo después Dave Gahan tuvo una sobredosis que estuvo cerca de costarle la vida. Alan Wilder dejó la banda en junio de 1995 publicando un mensaje de despedida en el club de fans oficial de Depeche Mode:
“Debido a una creciente insatisfacción con las relaciones internas y prácticas de trabajo del grupo, he decidido separarme de Depeche Mode. Mi decisión de dejar la banda no fue fácil, especialmente porque nuestros últimos álbumes eran una indicación del gran potencial que Depeche Mode estaba alcanzando”.
El real Memento Mori
Hoy, Depeche Mode ha encontrado redención. Hoy, recuerdan que son mortales, recuerdan que morirán, y viven acorde a ello. Hoy lanzan Memento Mori. Un disco que suena a resumen de una carrera de 43 años, 15 álbumes de estudio y un miembro fundador extinto. Un álbum de moda que, acaso, no muera y en 30 años más estarán recordándolo, en un texto inspirado por el fanatismo hacia la banda, algún otro escritor que no seré yo.