El novelista Norman Mailer siempre se distinguió por ser sumamente provocador y uno de los pilares del nuevo periodismo.
El ganador en dos ocasiones del Premio Pulitzer, nacido un 31 de enero de 1923, no solo estuvo inconforme con la sociedad estadounidense sino también con los géneros y las convenciones periodísticas.
Jamás temió polemizar y convertirse en el centro de atención por sus disputas, sus matrimonios o sus posiciones políticas. Jamás.
Piloteó aviones, produjo películas, retó a boxeadores profesionales, escandalizó al público con poesías obscenas, crítico los movimientos feministas y en 1969 compitió, sin éxito alguno, por la alcaldía de Nueva York.
Originario de una familia judía, Mailer se convirtió en celebridad literaria a los 25 años, con Los desnudos y los muertos, novela emblemática sobre la Segunda Guerra e inspirada, en parte, en su periodo de servicio en el Ejército de los Estados Unidos.
Solía utilizar los recursos de una novela en la mayoría de sus obras: descripciones, diálogos, monólogos interiores, etc.
A través de los años, el escritor estadounidense forjó una imagen beligerante, no solo por su afición al alcohol o la marihuana, sino por episodios como el de un ataque con navaja contra su segunda esposa Adele Morales, en 1960. Ella se rehusó a presentar cargos.
Pero su personalidad avasalladora no se sobrepuso al genio de la literatura, cuya producción alcanzó las 40 obras.
Por Los ejércitos de la noche, libro referente a una protesta en Chicago contra la guerra de Vietnam reprimida por la Policía, obtuvo un Pulitzer en 1968, y ganó otro más en 1979 por La canción del verdugo, basada en el asesino Gary Gilmore.
La forma en la que Norman Mailer, quien murió un 10 de noviembre de 2007, empleó el periodismo para hacer literatura es algo que muy pocos han logrado. La intensidad literaria que alcanzó y la profundidad que su experiencia de reportero le dio a sus novelas, lo hicieron un maestro indiscutible de la novela.