El escritor Jorge Luis Borges aseguraba que todo cuento es un breve sueño, una corta alucinación, pero en el caso específico de los textos producidos por Leonora Carrington esta frase definitivamente alcanza otra dimensión.
La artista, mejor conocida por su vasta obra pictórica, escribió maravillosos textos de literatura fantástica que no son tan conocidos, pero valen la pena revisar ya que su acervo se entrelaza con la búsqueda interior para orientarse hacia un conocimiento oculto del universo.
Lo primero a señalar, por si no se ha tenido la oportunidad de leer absolutamente nada de Carrington, es que esta contaba con una prosa precisa e inquietante, sumamente cautivante.
Para entender sus textos es necesario ahondar en su historia personal, pues estos van de la mano. Una cosa sin la otra no podrían existir y por eso hablaremos un poco de la época en la que realizó dos de ellos: La dama oval y La debutante.
Surge una leyenda
Leonora, quien nació en South Lancashire, Inglaterra, en 1917 se vinculó al movimiento surrealista francés, estuvo casada con el escritor mexicano Renato Leduc y luego con el fotógrafo húngaro Emerico Weisz, y vivió durante varias décadas en la Ciudad de México.
Perteneció a una familia sumamente acaudalada y pasó gran parte de su infancia en diversos internados de Londres, Florencia y París de los que la expulsaron o se escapó.
Luego de haber sido presentada en la corte de Jorge V, como toda joven de la alta sociedad británica, esta informó a su familia de su decisión de convertirse en una gran artista, idea que no fue bien recibida en su hogar pero después de mucho batallar logró ingresar a la Chelsea School of Art.
A los 17 años conoció y se enamoró del dadaísta y surrealista Max Ernst, quien en aquel momento era 25 años mayor que ella. A los 18 años se escapó del control familiar y viajó a París, donde Max Ernst la relacionó con el movimiento surrealista; al declararse la guerra entre Francia y Alemania, Ernst fue confinado en un campo de concentración debido a que era de origen alemán y judío.
En dicho momento Leonora partió con una pareja amiga hacia España con la intención de llegar a Portugal, pero en Barcelona sufrió un ataque que fue diagnosticado como locura, por lo que la internaron en un psiquiátrico en Santander, en 1940.
Sobre estas experiencias escribirá años después una y otra vez, lo que dará pie a otra de sus facetas, la de una gran escritora surrealista.
Play Shadow, 1977. Christie's.
La dama oval
Este cuento lo escribió entre 1937 y 1938, como la mayoría de ellos, y fue publicado en París en 1939 con collages de Max Ernst. La protagonista de este relato es Lucrecia, una joven de 16 años de gigantescas dimensiones (mide casi 3 metros), que conserva un único juguete como recuerdo de su infancia, un caballo de cartón de nombre Tártaro.
De acuerdo con la mitología, Tártaro es el nombre de la región con la que se designa las profundidades que existe entre la Tierra y el Hades, lugar donde habitan los muertos.
Para no espoilear la trama, lo que cabe señalar de este relato es cómo Carrington usa de manera brillante cifras a lo largo del mismo ya que toda su obra está vinculada con la Cábala y los estudios esotéricos de numerología.
En La dama oval, Leonora es donde empieza a crear una atmósfera onírica que propiciará el surrealismo en sus obras. Ahí radica la importancia de esta pieza.
Dicho cuento está íntimamente relacionado con uno de los autorretratos que llevó a cabo donde aparece con una gran cabellera suelta sentada sobre un taburete en una habitación vacía.
En la pared del fondo, tras el retrato de la pintora, hay un caballo como los de juguete colgado o suspendido en el aire; por la ventana abierta, donde se distingue un paisaje de pinos, salta otro pequeño caballo blanco. Esta nota justo está ilustrado con dicho cuadro para que lo puedas revisar mejor.
Leonora y Tártaro, Leonora y su conexión con su inconsciente. En el cuadro, el pequeño caballo salta por la ventana hacia la libertad; en el cuento Lucrecia se convierte en un hermoso caballo blanco y danza feliz, pero recibe un castigo. En la visión del testimonio de Leonora el potro blanco que la representa está muerto.
Así que La dama oval podría interpretarse como el ritual de Leonora Carrington de la infancia a la juventud, del despertar de la artista que ha cautivado a millones con sus creaciones.
La debutante
En este cuento Leonora también es la protagonista y en este recuerda un episodio de su pasado, cuando fue debutante. En aquella época, según cuenta la propia autora, iba mucho al zoológico, por lo que conocía más a los animales que a las chicas de su edad.
Leonora se identifica con una hiena joven ya que, según su propia descripción, era inteligente y le llegó a enseñar francés; a cambio el animal le enseñó su propio lenguaje.
El cuento gira en torno de esta relación y de un baile en honor a la joven que su madre ha organizado: su debut en sociedad en el Palacio de Buckingham.
Ante el fastidio de la joven por el compromiso familiar a esta se le ocurre que puede disfrazar a la hiena para que asista a la fiesta en su lugar ya que son casi de la misma estatura y su única amiga.
El problema se presenta cuando deben de buscar cómo disfraz la cara de la hiena, así que después de varias horas solo se les ocurre que utilice la cara de una de las criadas. Lo anterior implica devorar a la joven, así que un relato que inició con un tono juguetón e infantil de fábula se convierte en siniestro y oscuro cuento.
En La debutante el tema del doble puede estar vinculado al narcisismo, antiguas posibilidades y deseos no cumplidos, además de que cuestiona la existencia del libre albedrío y una coerción del mundo exterior.
Lo que ambos cuentos tienen en común, al igual que otros que escribió Leonora Carrington, es un total rechazo al mundo de los adultos, al mundo de las reglas, los deberes y también de la hipocresía.
Los textos de Leonora transmiten la profunda rebeldía de una artista de nuestro siglo, rebeldía vital que la lleva hasta la locura, rebeldía estética que le permite la creación de textos y cuadros singulares por su belleza.